domingo, marzo 12, 2006

Hechizo De Jade - Capítulo 4 (parte3) -

La muchacha no sabía si sentirse ofendida, siempre llamaba la atención de aquellos que la rodeaban, nunca dejaba indiferente a nadie, ya fuera odio, curiosidad o cualquier otra emoción, sin embargo Nim apenas notaba su presencia.

Sin a penas darse cuenta de lo que hacía soltó su cabellera castaña que llevaba recogida en una trenza, la dejó caer suavemente sobre su espalda. Nim no la miró. Era estúpido, quería llamar su atención, quería que el la mirara al menos, pero ¿para qué? se sentía incómoda, nerviosa y Nim ni siquiera parecía darse cuenta de que ella estaba en frente suyo. Entre enfadada y avergonzada se puso a rebuscar en el libro que le había dado todo aquello que sirviera como método de escucha, protección etc.

Nim se levantó para tomar otro libro y de paso para aliviar un poco la tensión del ambiente. Llevaba más de una hora sentado intentando no mirarla pero realmente ella le llamaba mucho la atención. Era totalmente diferente a lo que se había imaginado, había esperado un ser horrible, totalmente repulsivo que se creyera superior dada la educación recibida , cruel, retorcida y más parecida a un orco que a un drow. Sin embargo ahí estaba aquella muchacha de piel blanca y suaves formas, mas dispuesta a ser una sierva que a otra cosa y estaban esos intrigantes ojos...esos ojos verdes que no dejaban de observarle. Podía notarlos ahora, clavados en su espalda.

Pasaron allí muchas horas entre libros, pergaminos y toda clase de útiles. Hiva les subió algo de refrigerio en un par de ocasiones, siempre por orden de Nim, pero aun quedaba mucho que hacer. Extenuada Ellifain finalmente se quedó dormida apoyada contra la cama. Cuando Nim reparó en ello se acercó a ella cuidadosamente. La muchacha dormía profundamente, eso era peligoso en un lugar como la antípoda oscura, se notaba que siempre había estado resguardada de todo. La levantó en brazos y la tumbó en la cama, luego se dejó caer a su lado y cerró los ojos.

Cuando Ellifain despertó no sabía donde estaba, recordaba estar leyendo un aburridísimo hechizo de escucha, pero nada más. Aquel techo...no, no le era familiar. Iba a incorporarse cuando por primera vez sintió el peso de un brazo sobre su cintura. Hannah, claro, había ido a dormir con ella tras pasar el día separados. Cerró los ojos y se abrazó a él. Pronto su respiración se volvió regular, se había vuelto a dormir. Horas después Ellifain volvió a despertarse, debían faltar aún algunas horas para el amanecer, si no se levantaban Nim, Hiva o cualquier otro podría descubrirles. Medio dormida besó a Hannah para despertarle. Nim abrió los ojos de par en par, aquello era demasiado. Haciendo gala de su autocontrol decidió seguir haciéndose el dormido y se dio media vuelta. Ellifain se daba cuenta en aquel instante de su error, aquellos no eran los labios de Hannah, no era su olor. Asustada se levantó de golpe y observó a quien realmente dormía a su lado: Nim. Un suspiro de alivio brotó de sus labios cuando comprobó que este dormía profundamente. No sabía que hacer, irse así por las buenas era una opción, pero ¿respondería el espejo? bastante nerviosa tomó su opción, se haría la dormida hasta que Nim la despertara.

Al ver la reacción de la chica Nim decidió dormirse de verdad, ella no se movería hasta que él lo hiciera y viendo la hora que era, pasarían el resto de la noche juntos. Era absolutamente perfecto.

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Tras ver a Ellifain irse con Nim, Hannah había comenzado un entrenamiento intensivo. Estaba realmente furioso, ya había pasado la mayor parte del día y no había rastro de ellos dos. Cuando llegó la cena y no les vio bajar le preguntó a Hiva. El esclavo le dijo que ambos cenarían arriba y para colmo le insinuó lo contenta que parecía la dama Ellifain mientras charlaba con el señor Nim.Hannah estaba que echaba chispas, conocía de sobra la fama de seductor de su hermano y Ellifain aunque mestiza era un plato muy apetecible para el vanidoso Nim. No podía avisar a Ellifain, ella estaba arriba con él. Siguió entrenado largo rato después de la cena, finalmente se rindió, ya no podía más. Se retiró a su cuarto con la intención de dormir pero a penas pudo pegar ojo en toda la noche. Por la mañana lo primero que hizo fue dirigirse a la habitación de Ellifain, pero ella no estaba allí.

- Buenos días Hannah.- Ellifain acababa de atravesar el espejo que comunicaba con la habitación de Nim.-

- Buenos días.- dijo en un tono bastante más seco de lo que pretendía al ver el pelo despeinado de Ellifain.Nim atravesaba ya el espejo.-

- ¿Qué hay para desayunar? Me muero de hambre.- dijo este mientras se acomodaban en la silla. Ellifain por su parte había desaparecido de la vista y reapareció minutos mas tarde ya peinada.- ¡Ah! Ellifain, será mejor que desayunemos rápido y nos pongamos de nuevo al trabajo…

- Ella tiene que entrenar.- ¿a qué estaba jugando Nim? necesitaba advertir a Ellifain, además quería pasar tiempo con ella. -

- Pero hermano, necesitamos los hechizos para poder acercarnos sin ser vistos y espiar a la sexta casa. Yo solo nunca tendré a tiempo todo lo necesario para la próxima cita entre drows y enanos, que te recuerdo, será en tres días.

- No sabía que el mejor mago de Sethmill necesitara la ayuda de una simple esclava. – Había cruzado la raya, por el rabillo del ojo vio como Ellifain fruncía el entrecejo y escuchó aquello que había temido desde que empezó a decir aquella frase.-

- Nim estaré encantada de ayudarte, al fin y al cabo, ¿para qué otra cosa servimos los esclavos?- Su voz estaba cargada de ira contenida.-

- Tu no eres ni mucho menos una esclava corriente Ellifain, si no jamás te permitiría acceder a mis libros, me temo que mi hermano te subestima mucho. Te esperaré arriba. – se dirigió al espejo y mientras el conjuro hacía efecto y le transportaba a su habitación Hannah pudo ver claramente la sonrisa de su hermano, había ganado ese asalto.-

- Ellifain yo no quería…

- Tengo que darme un baño antes de ir con Nim a hacer “cosas de esclavos”.- se dio media vuelta y se dirigió a su cuarto, Hannah la agarró del brazo. Demasiado brusco.-

- Tú no lo entiendes, mi hermano no es lo que aparenta, quiere jugar contigo…

- No necesito que me protejan, soy perfectamente capaz yo sola y por si te interesa tu hermano ni siquiera me miró en toda la noche. Le juzgas mal, al igual que a mí.- Con un tirón se soltó de él y pegando un fuerte portazo desapareció de su vista.-

Una vez hubo cerrado la puerta Ellifain sintió un vacío enorme en el estómago, sentía que no podía respirar y tenía unas ganas enormes de llorar. ¿Cómo podía Hannah hablar de ella así? ¿Es que no significaba nada para él? Estaba furiosa consigo misma y sobre todo estaba furiosa con él. Se desvistió y se metió en el baño mientras le daba vueltas a lo que acababa de suceder. Hannah hablaba de ella como si fuera una esclava más y acusaba a Nim de tener intenciones ocultas con ella. Pero Nim ni siquiera la miraba. Estaba celoso, eso era lo que le pasaba, bien le daría verdaderos motivos para ello. Tras secarse el pelo comenzó a recogérselo pero luego lo pensó mejor y lo dejó suelto. Salió de su habitación Hannah que estaba entrenando se detuvo para observarla, sin mirarle se encaminó al espejo y posó su mano sobre él. Estaba en la habitación de Nim.

- ¿Nim?- Una puerta a la derecha, en la que anteriormente no había reparado, se abrió y Nim apareció desnudo de cintura para arriba frotándose el pelo con una toalla.-

- ¡Ellifain! No te oí llegar, disculpa.- cogió una camisa de encima de la silla y se la puso a toda prisa.-

- Si quieres puedo regresar más tarde.- se estaba ruborizando, lo notaba.-

- No, tranquila. De todas formas no creo que por verme así pase nada ¿no?- dijo aquella frase clavando su mirada en los ojos verdes de Ellifain.-

- Eh…no supongo que no.

- Esto hubiera sido realmente incómodo si tu fueras realmetne una drow. Supongo que o me matarías o me pedirías que te satisfaciera... - hizo una buena pausa mientras de despeinaba a posta el cabello blanco Realmente el aspecto de Nim no casaba del todo dentro del canon drow. Para ser un mago estaba bastante musculado y su melena era algo más corta de lo normal y casi siempre la llevaba despeinada Sus ropas aunque de la clase noble, eran bastante desastrosa, realmente llamaba demasiado la atención.- Bueno que te parece si hoy reunimos lo que hicimos ayer y realizamos una selección. No quiero que mi hermano se enfade contigo por saltarte los entrenamientos para ayudarme.

- Hannah no comprende la importancia de esto, me quedaré el tiempo que haga falta.

- ¿de verás? Bueno, entonces...deberíamos ir a un lugar donde haya más tratados y hechizos ¿quieres acompañarme a Lindäen?

- ¿La torre de los magos? Allí es donde se reúnen los mayores tratados de magia no sacra.

- Así es, tal vez encontremos algo de utilidad. ¿Qué me dices?

- Estaré lista cuando me digas…

- Bien dentro de media hora en la sala de entrenamiento.- realmente la muchacha parecía ansiosa por ir a Lindäen. -

- Allí estaré.

Nim observó como Ellifain atravesaba el espejo. Su plan estaba funcionando a la perfección, ella ya había desafiado a Hannah para ir a ayudarle y lo haría una vez más acompañándolo a Lindäen. Al principio solo había pensado en utilizar a la chica para hacer daño a su hermano, pero la verdad es que ella en sí constituía una meta que él estaría gustoso de alcanzar. No obstante, debía tener cuidado. Hannah no era tonto y estaba seguro de que ya había averiguado parte de sus intenciones. La cuestión estaba en que la muchacha no lo hiciera. Ignorarla y aparecer semidesnudo para luego hacerse el sorprendido y terminar no dándole importancia alguna había surtido sus efectos. El rubor en las mejillas de Ellifain era prueba de ello. Ahora tocaba ser más sutil.

Hannah oyó los pasos de Ellifain al otro lado de la puerta. Seguramente ya se le había pasado el enfado en parte y había recapacitado en lo de entrenar. Bien, se disculparía con ella e intentaría explicarse mejor. No podía dejar que Nim creara discordia entre ellos dos. Su sorpresa fue mayúscula cuando al abrir la puerta encontró a Ellifain con la capa puesta enfundando sus armas. Nim a su lado decía entre risas que no había tenido jamás una escolta tan bella.

- Hannah, nos vamos a Lindäen a buscar algo mas de información, te pediría que nos acompañases pero...usar al jefe de armas como escolta no me parece propio y allí dentro solo serías una molestia dado que no sabes absolutamente nada de magia.

- Os acompañaré, mientras vosotros rebuscáis en los libros iré a la escuela de guerrero, tengo que hacer algunos trámites allí. – dijo intentando obviar el tono de superioridad de su hermano.-

- Bien, date prisa pues.- realmente divertido, hermano ¿hasta donde te humillarás? pensó Nim. -


Perdón por la tardanza, pero formatee el pc...luego no encontraba el cd donde tenía los archivos, busqué mi cd de SOS...que apareció en un sitio insospechado...y bueno, aqui está! Kei, no sufras!! ....Nim :3


miércoles, febrero 08, 2006

Hechizo de Jade - Cap 4 (parte 2)

Los dos salieron de la mansión ocultos bajo unas capas negras, con la capucha echada para tapar sus rasgos, especialmente los de Ellifain, ningún emblema visible. Decidieron empezar por el propio barrio de Undaën, vigilarían la sexta casa para calcular el número de hombres y esclavos que la defendían, turnos de las guardias, y algunos otros datos útiles. Conseguidos esos datos podráin seguir a alguna de las patrullas de la casa, así averiguarían sus estrategias e incluso algún objetivo. Pasaron así varios meses durante los cuales Ellifain memorizó las calles de la gran ciudad y algunos de los túneles de la Antípoda Oscura que eran transitados por las patrullas drow. Hannah la mostró multitud de atajos y lugares seguros que había encontrado durante sus años de prácticas. Era divertido, los dos siempre solos, vigilando, lejos de la gran casa, lejos de normas y espías. Acudían cada diez días a comunicar los resultados de sus pesquisas a la madre matrona tal como se les había ordenado. Siempre a la misma hora, en el mismo lugar, siempre el mismo resultado, debían continuar investigando. Su relación con Hannah cada vez era mas estrecha, se compenetraban muy bien y el drow ya no evitaba mostrar sus sentimientos delante de ella. De hecho la muchacha había comenzado a sentirse algo más que atraída por Hannah, aunque claro de eso, esperaba, el drow no tenía ni idea.

- Por aquí ­– dijo Hannah. Estaban en la Antípoda Oscuraen lo alto de una cornisa siguiendo a una expedición de la sexta casa cuando uno de los miembros del pelotón se había separado del grupo. Extrañados habían decidido seguirle. Ahora se hallaban en una amplia cueva, bastante lejos de las rutas comunes. Habían visto al soldado introducirse en ella, pero ya no había rastro de él. Examinando con rapidez el terreno comprobaron que solo había otra forma de acceder a aquella cueva a parte de la que habían utilizado ellos. Se dirigieron hacía allí con sigilo, siempre alerta. La cueva contigua era más similar a un pasillo largo y ancho, surcado de columnas. Se adentraron por el lado derecho hasta que mas o menos a mitad de la sala vieron el cadaver del soldado.

Con un gesto Hannah le indicó que se quedara donde estaba y el se acercó al cadáver para examinarlo de cerca. No habían oído pelea, ni tan siquiera un grito, sin embargo el cadáver del drow estaba totalmente destrozado, como si lo hubieran arrojado desde varios metros de altura. Hannah alzó automáticamente la vista hacia el techo de la cueva. No había rastro alguno de calor.

Iba a volver junto a Ellifain cuando de improviso la tierra comenzó a temblar bajo sus pies, tres enormes elementales de tierra estaban tomando forma rodeándolo.

Ellifain observó la escena horrizada. Tres elementales, ya era difícil enfrentarse a uno solo, sobre todo con semejante tamaño. Sin pensárselo dos veces desenvainó sus cimitarras y se dirigió en ayuda de Hannah. Comenzó la cantinela de un hechizo destructor contra uno de los terrestres mientras corría, el tiempo corría y Hannah peleaba con furia solo, lejos de su alcance.

El hechizo hizo efecto, uno de los terrestres se deshizo ante la mirada de sus compañeros que se volvieron hacia la causa de la muerte de su compañero, hacia ella. Hannah aprovechó ese momento para saltar entre ellos, rodó por el suelo y se dirigió corriendo hacia Ellifain. Agarrándola por la muñeca tiró de ella hacia la otra cueva. Los terrestres les seguían de cerca, eran demasiados para ellos dos solos, tenían que salir de allí.

- Hannah, ahí, ¡una apertura! Puedo sellarla de modo que no puedan entrar durante un par de horas.

- ¿Estás segura?

- Claro, es magia elemental de las sacerdotisas y madres matronas, ellas aguardan protegidas mientras los soldados luchan.

- Vamos

Entraron en la apertura, era bastante estrecha y no tenía ninguna otra salida. Una brecha, de techo bajo y poco profunda, aquello era lo único que tenían. Mientras Ellifain sellaba la única entrada con un hechizo Hannah permaneció atento a los terrestres que con paso lento se aproximaban cada vez más a la entrada. La última palabra del hechizo pronunciada en voz alta resonó por la cueva justo antes de que el primero de los elementales lanzara su puño contra la barrera. La barrera aguantó ese y los golpes sucesivos sin problemas.

Hannah, una vez comprobó que la barrera aguantaba las arremetidas de los elementales terrestres, se dejó caer pesadamente al suelo. Ellifain se dio la vuelta con una sonrisa de satisfacción que se borró de inmediato.

- ¡Estás herido! – se arrodilló al lado de Hannah.

- No es nada, es algo superficial. ­– la muchacha le ayudó a quitarse la cota de malla con cuidado y quitándole también la camisa observó la herida.

- No es muy profunda, pero aun así necesita cuidados.- Dijo mientras se arrancaba un trozo de tela del vestido para utilizarlo como venda.-

- No, no te molestes…- no pudo terminar la frase, tras vendarle Ellifain se había abrazado a él sollozando.-

- Si te hubiera pasado algo yo…

- Tranquila, estoy bien – Puso la mano sobre la espalda de la chica rodeándola con sus brazos posteriormente.- No te preocupes, de momento aún tienes maestro.

- Maestros hay muchos…

- Ellifain… - no pudo resistirlo por mas tiempo, ella hacía tiempo le había encandilado y poco a poco se había ganado su corazón con sus actos y su espíritu. Sin darse apenas cuenta de lo que hacía la empujó hacia atrás y levantando con su mano la cabeza de la muchacha la besó.-


Algo mas tarde Hannah abrió los ojos, no sabía cuanto tiempo había pasado, ya no se oían los golpes de los elementales en la barrera mágica. Ellifain estaba acurrucada contra él, plácidamente dormida entre sus brazos. Se incorporó un poco y la observó con cariño, todavía dudaba de que lo que había ocurrido no fuera un sueño. La había besado. En ese momento ella se movió y despertó al verle sonrió e incorporándose hasta ponerse a su altura le dio un dulce beso. Hannah hubiera dado casi cualquier cosa por no tener que abandonar aquel lugar, por no tener que regresar a la mansión, pero tenían que hacerlo. Se pusieron en camino, gracias al vendaje podía caminar totalmente erguido, sin dar muestras de su herida.

Llegaron a la gran mansión de los Heldaën y entraron por la puerta norte en vez de por la principal, nadie sospechó nada, estaban acostumbrados a verlos entrar y salir cuando querían. Se dirigieron con rapidez a la sala de entrenamiento, allí Ellifain mandó llamar a Hiva y le dijo que se había herido superficialmente y necesitaba vendas, no le gustaba mentir al esclavo pero sabía que Hiva mentiría por ella, no por Hannah. Cuando Hiva salió de la habitación Ellifain cogió las vendas y se dirigió a la habitación de Hannah.

Le encontró recostado en la cama quitándose el trozo de tela empapado de sangre que hasta ahora le había servido de venda. Ellifain se acercó a él y se acomodó a su lado.

- Lo primero es desinfectar la herida, te escocerá un poco. – cogió la botella de Lyu, un mejunje verdoso que servía para desinfectar y mojando un paño limpió la herida con cuidado. – ¿Te duele? Bueno esto te dolerá un poco más me temo, tienes un fragmento de roca en la herisa, por eso no se ha cerrado aún. – Mientras hurgaba de improviso le besó, distraído Hannah notó un fuerte pinchazo de dolor cuando la chica sacó el fragmento. Luego le dio otro dulce beso.-

- Así da gusto que a uno le hieran

- No seas bobo, que hubiera hecho yo si ese elemental llega a matarte.

- Eso no ha sucedido – deslizando su brazo por el cabello de Ellifain hasta su cintura acercó su cara a la suya y clavó la mirada en sus ojos – ahora tengo bastantes motivos más que antes para seguir vivo. No te dejaré sola .

- ¿Acaso lees la mente? ¿Cómo sabes que pensaba en eso?

- Lo se porque es exactamente lo que yo pensaría. – Volvió a besarla.- Pasa la noche aquí.

- ¿Aquí? Pero no debo, si alguien se enterara, si alguien nos viera…

- Te necesito a mi lado, no me hagas repetirlo, por favor. No puedo soportar tenerte lejos más tiempo. – La abrazó y la besó en el cuello esta vez, sabía que aquello podía traer muchos problemas pero desde lo sucedido en esa cueva, no había marcha atrás. Ni quería que la hubiera.-

Por la mañana Hiva acudió como de costumbre a despertar a Ellifain, se acercó a la cama y se sentó en uno de los bordes como siempre solía hacer. Buscó el cabello de la muchacha que acariciaba siempre antes de llamarla, no estaba, el terror se apoderó de él. Abandonando toda prudencia se dirigió directamente a la habitación de Hannah y abrió la puerta, estaba a punto de gritar que la señorita había desaparecido cuando sintió algo. Aquél olor, ese dulce aroma, lo conocía muy bien era de ella. Sin hacer ruido se acercó a la cama y la oyó respirar, si hubiera estirado la mano sus dedos habrían tocado su sedoso cabello, lo sabía.

- Hoy no he visto a Hiva.- Estaban cenando, aquel día habían decidido no salir de patrulla para que Hannah se recuperase totalmente de sus heridas.-

- ¿Hiva?

- ¡Ah! Claro, tú no sabes como se llama. Me refiero al esclavo que nos sirve.

- Es cierto, no le he visto en todo el día. Ni siquiera ha venido a decirme que el desayuno, comida y cena estaban listos como es su costumbre.

- Estará enfermo supongo.

- Si, claro – algo de todo aquello le escamaba, pero lo dejó correr, seguramente no tenía mayor importancia, al fin y al cabo se trataba solo de un esclavo.-

………………………………………………………………………..

Shaëia paseaba por sus aposentos cuando recibió una buena e imprevista noticia, tenía un nuevo aliado en su causa. Sus motivos no eran los mejores pero era fácilmente manipulable y era todo lo que necesitaba la ambiciosa matrona. Convocó una cita en plena noche en sus aposentos con él, no llamaría la atención de los guardias, ni siquiera de las demás sacerdotisas y mujeres de la mansión, después de todo era normal que la madre matrona mandara llamar a esclavos a altas horas de la noche para satisfacer sus caprichos.

Bien entrada la noche Shaëia observaba por uno de los grandes ventanales de su habitación. Sethmill dormía, pero ella tenía cosas que atender. Fue entonces cuando Hiva se presentó ante ella. Con un gesto de la mano le indicó que se sentara en la silla delante de ella.

- Creo que tienes algo que contarme.

- Yo…bueno si, pero hay una condición.

- ¡Condiciones! Tu un simple esclavo pretendes ponerme condiciones ¿a mi? Esto no te lo perdonaré, habla ahora, tengo prisa, no me hagas perder el tiempo en una tortura.

- Disculpad mi señora pero yo….no quiero que le haga daño a ella, no, es el quien merece castigo.

- Haré lo que me plazca. Comienza a hablar o el castigo será mucho peor de lo que imaginas.

- Hannah, el se ha aprovechado de la inocente dama Ellifain. Mantienen una relación prohibida. – Así que era eso, el viejo consideraba a la muchacha como suya y no quería verla con Hannah, bien tomaría provecho de la situación pensó la matrona.-

- Ellifain no sufrirá ningún daño siempre que sigas las órdenes que te voy a dar al pie de la letra. Regresarás a su servicio y no mencionarás absolutamente nada de lo que has averiguado, serás mi s oidos.Tu les separarás.

- Pero…

- Obedece. - Hiva aguardaba en silencio - Oh! si...antes de marcharte...

El chásquido del látigo se hizo presente, unos buenos latigazos como castigo serían suficiente, no quería matarlo, aquel estúpido viejo le sería mas que útil.

Observó al esclavo abandonar la estancia, no le gustaba tratar con seres inferiores, pero como madre matrona sabía que muchas veces seres celosos, consumidos como ese viejo eran la clave para grandes logros.De momento le mantendría vigilando y después haría que el viejo infundiera desconfianza en la pareja, su plan comenzaba a ejecutarse, mañana Ellifain y Hannah acudirían a transmitir su informe y el juego empezaría.

La sala de audiencias parecía un lugar mucho mas lúgubre y misterioso que de costumbre aquel día cuando Hannah y Ellifain acudieron a su cita habitual con la madre matrona para dar su informe. Habían pactado que decir sobre la herida de Hannah y esperaban que la madre matrona no indagase mucho más pues sabían de sobra que no podían mentir, la matrona usaba permanentemente conjuros de verdad con aquellos que acudían ante ella. A medida que avanzaban por el pasillo el miedo les atenazaba, sobre todo al comprobar que la madre matrona los aguardaba sonriente.

- Mi Señora – dijeron los dos al unísono mientras hacían una reverencia.-

- Vuestro informe…

- Hemos seguido a las patrullas de la sexta casa como nos ordenasteis y hemos captado sus rutinas. Sabemos que tienen trato con un grupo de Enanos de las Cavernas, se producen intercambios entre ellos. También hemos constatado varias rivalidades provechosas para nuestra casa.

- ¿eso es todo?- por alguna razón aquella pregunta que normalmente hubiera sido un formalismo sonó bastante amenazadora.-

- Bueno, un drow se separó del grupo y resultó muerto, cuando nos acercamos a investigar se materializaron varios elementales terrestres. Yo resulté herido y tuvimos que pasar varias horas en un nicho protegidos por la magia de mi esclava.

- Herido…- por la forma en que repitió aquello Hannah tuvo la certeza absoluta de que ya lo sabía.- Parece que es demasiada tarea para vosotros dos solos. Un nuevo miembro en esta misión será provechoso. Vivirá en la sala de entrenamientos así aprenderéis a compenetraros con él. ¡Nim!

- Mi señora.- Un drow muy apuesto acababa de entrar en la habitación. Era el hijo menor de Shaëia y por tanto hermano pequeño de Hannah. Había estudiado hechicería y se había convertido, según decían en uno de los magos mas poderosos de la ciudad drow. Había pasado también seis años en la escuela del guerrero, algo poco común, por deseo expreso de la matrona.-

- Tus cosas ya han sido dispuestas. Colaborarás en la misión de espionaje a la sexta casa junto con Hannah y Ellifain.

- Así se hará. – su voz era bastante dulce, como si fuera un eterno hechizo.-

- Ah se me olvidaba, Ellifain ahora tienes dos amos.

- Si mi señora.

- Marchad, espero vuestros progresos. Hasta ahora, todo ha sido bastante decepcionante.


De camino a la sala de entrenamiento ninguno dijo nada. Ellifain observó a Hannah, parecía bastante enfadado por la presencia de su hermano. Nim caminaba tranquilo con una semisonrisa que le daba un aspecto realmente seductor. No parecía incomodarle en absoluto la situación, es más, parecía divertido.

Al llegar a la sala comprobaron que todo estaba igual salvo pequeños detalles. Ahora en la mesa había tres sillas y en el fondo de la sala justo entre las puertas de las habitaciones de Hannah y Ellifain había un gran espejo. La puerta se abrió y entro Hiva con la cena. La cena se produjo en absoluto silencio. Hannah apenas levantaba la vista del plato, mientras que Nim observaba todo con aquella pícara sonrisa. Ellifain quería preguntarle al esclavo por su ausencia pero con Nim allí no podía hacerlo, lo haría por la mañana cuando acudiera a despertarla. Un espasmo de pánico le recorrió la espalda, Hiva acudía cada mañana a despertarla pero el día de ayer ella no había pasado la noche en su habitación. Debía averiguar cuanto antes si el esclavo había ido a despertarla.

- Acude después a mi cuarto – utilizó un tono de voz muy frío para que Nim no sospechase.-

- Como ordenéis señorita.

De vuelta a su cuarto Ellifain no se desvistió, cogió un libro e intentó hacer tiempo hasta que Hiva acudiera. No podía concentrarse. Por fin oyó como llamaban a la puerta.

- ­Adelante.

- Señorita, me alegro de oírla. ¿Qué quería?

- Realmente no necesito nada, es solo que...que quería saber que te sucedió ayer. No te vi en todo el día.

- Siempre tan amable, gracias por preocuparse por mi, sabía que usted lo haría.- una sonrisa se había formado en su agrietado rostro.- Me temo que ayer estaba indispuesto. La sacerdotisa Nush me hizo trabajar toda la noche y mandé a alguien a sustituirme. Espero que el señor no reparase en ello, si se lo comunicara a alguien…

- Tranquilo yo evitaré que diga nada, además dudo que haya reparado en tu ausencia.

- Siempre tan bondadosa, señorita Ellifain.

Cuando Hiva se marchó Ellifain respiró tranquila, habían tenido suerte. Sabía que Hannah no era muy del agrado de Hiva y por eso temía perder la confianza del anciano si sabía que existía algo entre ellos. Mientras se ponía el camisón pensó en revelarle a Hiva su relación, el anciano era amable y seguramente lo entendería, además estaba segura de que si lo hacía el nunca revelaría su secreto. Desechó la idea mientras se cepillaba el pelo, no, Hiva no la traicionaría pero nunca confiaría en Hannah, además era demasiado arriesgado. Pensando en los inconvenientes de revelárselo al anciano se quedó dormida. Por la mañana la suave voz de Hiva la despertó. Salió a desayunar y encontró allí sentado a Nim, había esperado encontrar solo a Hannah y así hablar un poco con él .

- Buenos días Ellifain

- Buenos días mi señor

- No, llámame Nim, señor es demasiado serio y las cosas serias no me gustan.- Aquella sonrisa seductora volvió a aparecer en su rostro.- Dime Ellifain ¿qué tal te llevas con mi hermano?

- Es un buen amo.

- Vaya, tal y como lo dices parece que vuestra relación sea de lo más fría y no es eso lo que he oído.

- Nos llevamos bien, él me trata con respeto…para ser una esclava.

- Si no te importa, yo no te consideraré mi esclava, te consideraré una compañera, los esclavos no son lo que se dice fieles, están sometidos. Los compañeros aunque tampoco sean de fiar por lo menos comparten objetivos.

- Será un honor.- Nim la había sorprendido, era bastante tolerante y amable para ser un drow y sabía lo que quería. Aquello pintaba mucho mejor de lo que pensaba.-

- Buenos días, Ellifain...Hermano... – Hannah estaba de pie delante de ellos.-

- Buenos días señor.- Dijo Ellifain.-

- Buen día hermano - Era obvio que aquellos dos no se llevaban nada bien, sin embargo, bajo el punto de vista de Ellifain ambos se parecían. Eran diferentes a los demás drow. Con un poco de ayuda conseguiría que esos dos solucionaran sus diferencias pensó la muchacha.- ¿Bueno y qué será lo que hagamos hoy Hannah?

- Realizaremos una incursión a la antípoda oscura, pretendemos averiguar en qué consisten los tratos con los enanos.- En un tono realmente mordaz Hannah añadió.- ¿tienes algún hechizo que sirva o solo serás una carga?

- Tengo muchos hechizos hermano, al fin y al cabo soy uno de los mejores magos de la ciudad, de esos que solo deben intervernir cuando los estúpidos soldados no pueden hacer aquello que la matrona desea.- Levantándose se dirigió hacia el espejo.- No obstante, deberás retrasar la incursión dado que llevará algunos días encontrar el hechizo adecuado. Ellifain, acompáñame por favor, me ayudarás a seleccionar el hechizo preciso dado que tu tienes conocimientos de magia. Hannah, tu puedes comprobar que no cambian su rutina…

- ¿Desde cuando das tu las órdenes?

- Desde que nuestra madre decidió hacerme venir por tu falta de progresos.- dijo tranquilamente mientras se encogía de hombros. - ¿sabes? yo estaba muy agusto en mi despacho.

Mientras Hannah observaba ceñudo a su hermano Ellifain comenzó a dirigirse a la puerta, camino a la biblioteca. Reconciliar a esos dos iba a ser bastante más dificil de lo que había creido.

- Ellifain,tengo todo lo necesario arriba, en mis aposentos. – Desconcertada Ellifain se paró junto a la puerta, Nim se dirigió al espejo.- Solo acércate y pon la mano sobre él.

Tras esas palabras Nim desapareció de su vista. Despacio se acercó al espejo, Hannah ni siquiera la miraba, le observó un ultimo instante y finalmente puso su mano sobre la fría superficie del espejo. De inmediato sintió como si esta fuera de agua y haciendo una leve presión su mano la atravesó. Después dio un paso al frente sumergiéndose del todo, cuando abrió los ojos se encontraba en una habitación diferente, Nim delante de ella sonreía.

- He hecho que el espejo te reconozca, siempre que quieras verme y yo esté en mi cuarto te dejará pasar.

- Gracias…- No Sabía que decir ¿para qué iba a querer verle? Observó la habitación, le recordaba a la estancia donde había estudiado durante tanto tiempo el arte de la hechicería junto a Shaëia y sus sacerdotisas. Las paredes estaban recubiertas de estanterías repletas de libros y en los pocos huecos donde no había estanterías había mapas o grabados. No había ventanas, solo una gran chimenea. El cuarto era todo desorden, la cama estaba desecha, había libros y ropa tirados por el suelo y la mesa apenas se veía bajo un amasijo de papeles y artefactos extraños. También vió que había numerosos cojines en el suelo y siempre cerca de ellos una pila de libros. Realmente aquel cuarto era un caos.

- No suelo dejar que los esclavos suban a mi cuarto.- dijo al reparar en la mirada exploradora de Ellifain.- no me gusta que toquen mis cosas, mi orden es caótico, pero para mi tiene sentido.

- Entiendo. – dijo con una sonrisa.La verdad es que aquella habitación encajaba perfectamente con lo poco que sabía de él. Se parecía a aquella burlona sonrisa, a su dejada forma de contestar a Hannah, a su forma de hablar-

- Bien, el hechizo…- sacó un libro mohoso de la estantería y se lo tendió.- Tu lee este, ponte cómoda es posible que pasemos aquí el día.

- ¿Busco alguno en concreto?- mientras decía estas palabras buscó una silla, le costó bastante localizarla, estaba oculta bajo toneladas de ropa.-

- No especialmente, cualquiera que te parezca pueda servir, hoy realizaremos una búsqueda más generalizada, luego haremos la selección definitiva.- Se sentó en el suelo sobre un mullido cojín y se puso a ojear un libro sin dirigir tan siquiera una mirada a Ellifain.-

* Uohhh escenas con ebeso XDD lo que me costó escribir eso, prefiero las conspiraciones y las peleas antes que ese tipo de escenas...pero en fins, ala Guges ya no puedes decir que no pasa nada con la mulatona. Kei...te presento a Nim...Nim...esta es Kei XDDD

lunes, enero 30, 2006

Hechizo de Jade - Cap 4 (parte 1)

Capítulo 4

Las calles de Sethmill


Armada y oculta bajo una capa de color negro, Ellifain esperaba delante de la puerta de entrenamiento a Hannah impaciente. Aquella sería su primera salida al exterior de la gran mansión de los Helldaën. Por fin el drow salió de su cuarto, llevaba una cota de malla de color negro sobre sus ropas y una capa oscura. Sus dos cimitarras colgaban del cinto. Ningún símbolo visibles los ligaba a Helldaën, no obstante ambos llevaban un colgante símbolo de la casa por si surgían, problemas.

Salieron de la sala de entrenamiento y bajaron hacia la entrada principal de la casa, una vez allí encontraron a un grupo bastante numeroso de soldados. Ellifain se sintió decepcionada, había pensado que recorrerían la ciudad a solas, no con todo un batallón drow armado rodeándolos. Hannah se separó de ella y fue a hablar con dos de los soldados, aquellos de más rango del grupo drow. Sin prestar demasiada atención a Hannah, el grueso de los soldados la observaban. Un grito de uno de los drow que hablaban con Hannah hizo que todos aquellos soldados formaran filas y comenzaran la marcha: no los acompañarían.

Con una gran sonrisa Ellifain se acercó a Hannah y los dos cruzaron la gran reja, su jaula se abría por primera vez. A medida que avanzaban por la ciudad Hannah le explicaba donde estaban, ante la casa de que Familia y otras cosas de la ciudad.

Paseaban por Undaën el barrio más lujoso de toda la ciudad drow. Allí cada mansión era más lujosa que la anterior. Todas tenían grandes esculturas de adoración a Loth, grandes verjas y soldados y otras defensas no tan tangibles protegiéndolas.

Siguieron avanzando por las calles, estas se volvían cada vez más estrechas y menos lujosas cuanto más se acercaban a los barrios bajos. Estaban mucho mas concurridas pero la gente parecía no verlos. Ellifain no se lo explicaba, Hannah llamaría la atención por su porte noble en cualquier parte y ella bueno era como una brillante antorcha entre las pieles negras de los drow.

- Pertenecemos a una de las grandes casas de la ciudad, nadie nos hablará a menos que nosotros les dirijamos la palabra.- Hannah la había estado observando.-

- Bueno a ti si te deben respeto, pero yo soy solo una… esclava.- odiaba aquel término... tan degradante.-

- Pero perteneces a una gran casa, incluso uno de nuestros orcos prevalece por encima de la gente de menor nivel solo por el hecho de pertenecer a la séptima casa.

- Eso es realmente triste.

- Puede... – Ellifain había vuelto a dejarle sin palabras. Se habían alejado de la zona baja para aproximarse a una zona despoblada a las orillas del gran lago, que abastecía a la ciudad.- ¿qué te parece tu primera salida?

- Es sin duda una ciudad muy hermosa…pero terrible.- su voz sonaba triste- He estudiado durante años la historia drow y he vivido en ella, pero en cierto modo a la vez siempre he estado protegida y no conocía el alcance de su crueldad. Mientras paseábamos por esas calles solo he visto desconfianza, miradas de rencor, odio, peleas…

- Eso lo veo normal, pero he de decir que me he ganado mis buenos castigos por mostrar piedad o confraternizar con esclavos. Creer en la sociedad del terror y el caoses mi deber, me he hecho un hueco en ella. Ya estaba convencido de mi futuro: ser el jefe de armas de nuestra casa y llevarla a la más grande de las glorias cuando apareciste tú.- sentado en una roca, mirando al gran lago se despeinó un poco al pasarse la mano por la cabeza – Muchos piensan que me debilitas yo creo que me das esperanzas.

- La madre matrona sabe que tu no eres como los demás, por eso estás bajo vigilancia. Al igual que yo. – se acercó a él y arrodillándose a su lado apoyó su mano en una de sus rodillas.- Confío en ti Hannah, aunque tu no sepas lo que significa esa palabra.

Hannah no dijo nada, no tenía palabras y tampoco sabía si aquello le gustaba o no. Al cabo de un rato decidió romper el silencio y le explicó lo que veían. En el lago había tres grandes islas. Hannah explicó que en ellas se encontraban las dos grandes bibliotecas de magia y el templo de Loth. No pudo decirle mucho más dado que el no las había pisado nunca, dos estaban reservadas a las sacerdotisas y una los magos. Le señaló una gran explanada no muy lejos de donde estaban ellos, allí había un edificio semicircular que se adaptaba al contorno de la playa. Eso es la escuela de adiestramiento para el combate, su nombre es Thalack ´Amond. Luego señalando a una zona más elevada señaló un enorme edificio de forma circular rodeado por un resplandor azulado. Eso es Witharem la escuela de magia. Por último señaló un gran edificio en forma de araña que se encontraba por encima de la escuela de los magos, esa es la escuela para las sacerdotisas su nombre es Mele´daleni. Toda la zona está protegida por conjuros, normalmente solo suelen pasear por esa zona los estudiantes. Dando por terminada la explicación se levantó y ambos volvieron a pasear de nuevo por las calles. Apenas hablaron, ambos estaban centrados en sus pensamientos. Tal vez de no haberlo estado hubieran reparado en que alguien los seguía. Kraesh había tenido dificultadades, Hannah era el mejor guerrerode la casa y ocultarle su presencia no era precisamente un juego de niños, no obstante el drow había estado distraido todo el tiempo. Les siguió de vuelta a la mansión. Una vez allí se dirigió a informar, no había hecho aquello por gusto, aunque debía reconocer que la tarea no le había disgustado mucho. Nush lo es esperaba.

La sacerdotisa se hallaba en su biblioteca privada esperando el informe. Tras oír el relato de Kraesh acerca de la primera salida de Elliffain estaba furiosa. Así que esos dos mosquitos insensatos se atrevían a desafiar a la naturaleza, se atrevían a desafiar los deseos de caos de la divina Loth. Pagarían caro su osadía. Salió de la habitación con rapidez dejando ahí a Kraesh. Este se quedó inmóvil arrodillado, no le habían dado orden de abandonar la estancia.

La madre matrona tomaba un baño cuando oyó los gritos de Nush dirigidos a uno de sus guardias custodios. La puerta se abrió de inmediato y Shaëia vio al guardia tumbado en el suelo, seguramente muerto.

- ¿Qué significa esto?- por primera vez Nush se dio cuenta del error cometido, por muy furiosa que estuviera y muy importantes que fueran sus noticias nunca se debía interrumpir a la madre matrona sin su permiso. Se postró en el suelo con gran rapidez.-

- Disculpadme madre matrona, pero tengo noticias de gran importancia que debéis conocer cuanto antes, se imponen dos ejecuciones, una desde luego es necesaria.

- Cuéntame ­– sin alterarse los más mínimo por la preocupación de su sacerdotisa Shaëia se cubrió con un poco más de espuma. El baño era una estancia cuadrada con una gran piscina en medio. Esta estaba llena de un líquido blanquecino parecido a la leche que mantenía suave su piel. Sentada en un banco sumergido la madre matrona solía pasar horas allí pensando mientras que los suaves aromas del incienso la relajaban.-

- Mandé a vigilar a Ellifain y Hannah en esta su primera salida madre matrona…

- No recuerdo haberte dado permiso para ello.- disfrutando del efecto de puro terror que produjeron sus palabras durante unos segundos no dijo nada.- Continúa…

- Hablaron del mundo exterior, de conceptos como confianza y esperanza. Deben ser castigados. Hannah debe ser ejecutado y Ellifain como mínimo torturada.

- Así que sobre la superficie… No entra en mis planes acabar con ninguno de los dos. Eso sería demasiado simple, no sería un buen castigo y además perdería uno de mis mejores soldados Nush. No, debemos minar esa confianza, destruirla y serán nuestros.

- Pero ¿Cómo hacerlo?

- Te consideraba algo más inteligente… Yo me ocuparé de todo.- una sonrisa siniestra se dibujaba en su rostro.- Respecto a no consultarme…harás ayuno total durante los próximos tres días.

- Como ordenéis.

Ya sola, Shaëia se planteó la información que acababa de recibir. A partir de ahora debía controlar aun más de cerca de Nush, empezaba a tomarse demasiadas libertades y sabía a la perfección que la cruel sacerdotisa ansiaba su puesto como matrona de la séptima casa. Ya le daría su merecido a esa engreída, pero ahora tenía cosas de las que ocuparse. Sospechaba desde hacía meses que la relación de Hannah con Ellifain no era la normal entre un alumno y su profesor. Había amistad y quien sabe si el drow se sentía atraído por la joven mestiza. Solo pensarlo la daba náuseas. Un plan se perfilaba en su mente. Acabaría con aquella relación, haría que Ellifain odiara con todas sus fuerzas a Hannah, así la mestiza estaría a su merced. Poco le importaba si acababa matando a su maestro, un varón siempre es reemplazable. Ellifain era otro asunto, ella marcaría la diferencia, así lo habían dicho las profecías el día de su nacimiento.

Ellifain y Hannah andaban por los pasillos, los nervios les atenazaban el estómago, habían sido llamados en presencia de la matrona Shaëia. No se les había indicado el motivo y ambos temían que algún espía se hubiera enterado de sus extrañas conversaciones.

Girando a la derecha por el pasillo del ala norte, allí en la última planta, les aguardaban las respuestas. Al entrar en la sala de audiencias privada de la matrona esta estaba desierta. La sala era alargada, las paredes estaban recubiertas de estanterías recubiertas de toda clase de libros. Las antorchas suspendidas del techo por alguna magia brillaban con su luz azulada sin descanso. Les costó acostumbrarse a esa luz, seguramente Shaeia disfrutaba torturando los ojos de sus visitantes. La sala era cruzada por una alfombra negra que llevaba hasta el magnifico trono de mármol negro. Justo detrás había un gran ventanal desde el que se divisaba el jardín delantero, la verja y gran parte de la ciudad. Una puerta a la izquierda del trono se abrió y la madre matrona salió de ella. Sin tan siquiera mirarles se encaminó al trono, aquel día llevaba un vestido color marfil con una gruesa araña bordada en pecho. Una vez se hubo acomodado en el trono dirigió su mirada hacia ellos.

- Hannah, Ellifain, acercaos.

- Mi señora ­– dijeron los dos al unísono postrándose ante la madre matrona.-

- Os he mandado llamar porque tengo una misión para vosotros. Formaréis una patrulla de guardia para nuestra casa. Será una guardia especial, solo se me transmitirán a mí los resultados y por supuesto nadie debe saber que la realizáis. Es algo secreto.

Recorreréis las calles de nuestra amada ciudad y parte de la Antípoda Oscura. Vuestro objetivo es recabar datos acerca de la sexta casa, nuestra enemiga y todo aquello que pueda favorecernos. Ahora id. Esperaré vuestro primer informe dentro de diez días en la cuarta hora de la tarde.

- Así se hará – dijo Hannah.

* Ea, si sois buenos quizá para el jueves o el viernes os ponga algo más n_n