miércoles, febrero 08, 2006

Hechizo de Jade - Cap 4 (parte 2)

Los dos salieron de la mansión ocultos bajo unas capas negras, con la capucha echada para tapar sus rasgos, especialmente los de Ellifain, ningún emblema visible. Decidieron empezar por el propio barrio de Undaën, vigilarían la sexta casa para calcular el número de hombres y esclavos que la defendían, turnos de las guardias, y algunos otros datos útiles. Conseguidos esos datos podráin seguir a alguna de las patrullas de la casa, así averiguarían sus estrategias e incluso algún objetivo. Pasaron así varios meses durante los cuales Ellifain memorizó las calles de la gran ciudad y algunos de los túneles de la Antípoda Oscura que eran transitados por las patrullas drow. Hannah la mostró multitud de atajos y lugares seguros que había encontrado durante sus años de prácticas. Era divertido, los dos siempre solos, vigilando, lejos de la gran casa, lejos de normas y espías. Acudían cada diez días a comunicar los resultados de sus pesquisas a la madre matrona tal como se les había ordenado. Siempre a la misma hora, en el mismo lugar, siempre el mismo resultado, debían continuar investigando. Su relación con Hannah cada vez era mas estrecha, se compenetraban muy bien y el drow ya no evitaba mostrar sus sentimientos delante de ella. De hecho la muchacha había comenzado a sentirse algo más que atraída por Hannah, aunque claro de eso, esperaba, el drow no tenía ni idea.

- Por aquí ­– dijo Hannah. Estaban en la Antípoda Oscuraen lo alto de una cornisa siguiendo a una expedición de la sexta casa cuando uno de los miembros del pelotón se había separado del grupo. Extrañados habían decidido seguirle. Ahora se hallaban en una amplia cueva, bastante lejos de las rutas comunes. Habían visto al soldado introducirse en ella, pero ya no había rastro de él. Examinando con rapidez el terreno comprobaron que solo había otra forma de acceder a aquella cueva a parte de la que habían utilizado ellos. Se dirigieron hacía allí con sigilo, siempre alerta. La cueva contigua era más similar a un pasillo largo y ancho, surcado de columnas. Se adentraron por el lado derecho hasta que mas o menos a mitad de la sala vieron el cadaver del soldado.

Con un gesto Hannah le indicó que se quedara donde estaba y el se acercó al cadáver para examinarlo de cerca. No habían oído pelea, ni tan siquiera un grito, sin embargo el cadáver del drow estaba totalmente destrozado, como si lo hubieran arrojado desde varios metros de altura. Hannah alzó automáticamente la vista hacia el techo de la cueva. No había rastro alguno de calor.

Iba a volver junto a Ellifain cuando de improviso la tierra comenzó a temblar bajo sus pies, tres enormes elementales de tierra estaban tomando forma rodeándolo.

Ellifain observó la escena horrizada. Tres elementales, ya era difícil enfrentarse a uno solo, sobre todo con semejante tamaño. Sin pensárselo dos veces desenvainó sus cimitarras y se dirigió en ayuda de Hannah. Comenzó la cantinela de un hechizo destructor contra uno de los terrestres mientras corría, el tiempo corría y Hannah peleaba con furia solo, lejos de su alcance.

El hechizo hizo efecto, uno de los terrestres se deshizo ante la mirada de sus compañeros que se volvieron hacia la causa de la muerte de su compañero, hacia ella. Hannah aprovechó ese momento para saltar entre ellos, rodó por el suelo y se dirigió corriendo hacia Ellifain. Agarrándola por la muñeca tiró de ella hacia la otra cueva. Los terrestres les seguían de cerca, eran demasiados para ellos dos solos, tenían que salir de allí.

- Hannah, ahí, ¡una apertura! Puedo sellarla de modo que no puedan entrar durante un par de horas.

- ¿Estás segura?

- Claro, es magia elemental de las sacerdotisas y madres matronas, ellas aguardan protegidas mientras los soldados luchan.

- Vamos

Entraron en la apertura, era bastante estrecha y no tenía ninguna otra salida. Una brecha, de techo bajo y poco profunda, aquello era lo único que tenían. Mientras Ellifain sellaba la única entrada con un hechizo Hannah permaneció atento a los terrestres que con paso lento se aproximaban cada vez más a la entrada. La última palabra del hechizo pronunciada en voz alta resonó por la cueva justo antes de que el primero de los elementales lanzara su puño contra la barrera. La barrera aguantó ese y los golpes sucesivos sin problemas.

Hannah, una vez comprobó que la barrera aguantaba las arremetidas de los elementales terrestres, se dejó caer pesadamente al suelo. Ellifain se dio la vuelta con una sonrisa de satisfacción que se borró de inmediato.

- ¡Estás herido! – se arrodilló al lado de Hannah.

- No es nada, es algo superficial. ­– la muchacha le ayudó a quitarse la cota de malla con cuidado y quitándole también la camisa observó la herida.

- No es muy profunda, pero aun así necesita cuidados.- Dijo mientras se arrancaba un trozo de tela del vestido para utilizarlo como venda.-

- No, no te molestes…- no pudo terminar la frase, tras vendarle Ellifain se había abrazado a él sollozando.-

- Si te hubiera pasado algo yo…

- Tranquila, estoy bien – Puso la mano sobre la espalda de la chica rodeándola con sus brazos posteriormente.- No te preocupes, de momento aún tienes maestro.

- Maestros hay muchos…

- Ellifain… - no pudo resistirlo por mas tiempo, ella hacía tiempo le había encandilado y poco a poco se había ganado su corazón con sus actos y su espíritu. Sin darse apenas cuenta de lo que hacía la empujó hacia atrás y levantando con su mano la cabeza de la muchacha la besó.-


Algo mas tarde Hannah abrió los ojos, no sabía cuanto tiempo había pasado, ya no se oían los golpes de los elementales en la barrera mágica. Ellifain estaba acurrucada contra él, plácidamente dormida entre sus brazos. Se incorporó un poco y la observó con cariño, todavía dudaba de que lo que había ocurrido no fuera un sueño. La había besado. En ese momento ella se movió y despertó al verle sonrió e incorporándose hasta ponerse a su altura le dio un dulce beso. Hannah hubiera dado casi cualquier cosa por no tener que abandonar aquel lugar, por no tener que regresar a la mansión, pero tenían que hacerlo. Se pusieron en camino, gracias al vendaje podía caminar totalmente erguido, sin dar muestras de su herida.

Llegaron a la gran mansión de los Heldaën y entraron por la puerta norte en vez de por la principal, nadie sospechó nada, estaban acostumbrados a verlos entrar y salir cuando querían. Se dirigieron con rapidez a la sala de entrenamiento, allí Ellifain mandó llamar a Hiva y le dijo que se había herido superficialmente y necesitaba vendas, no le gustaba mentir al esclavo pero sabía que Hiva mentiría por ella, no por Hannah. Cuando Hiva salió de la habitación Ellifain cogió las vendas y se dirigió a la habitación de Hannah.

Le encontró recostado en la cama quitándose el trozo de tela empapado de sangre que hasta ahora le había servido de venda. Ellifain se acercó a él y se acomodó a su lado.

- Lo primero es desinfectar la herida, te escocerá un poco. – cogió la botella de Lyu, un mejunje verdoso que servía para desinfectar y mojando un paño limpió la herida con cuidado. – ¿Te duele? Bueno esto te dolerá un poco más me temo, tienes un fragmento de roca en la herisa, por eso no se ha cerrado aún. – Mientras hurgaba de improviso le besó, distraído Hannah notó un fuerte pinchazo de dolor cuando la chica sacó el fragmento. Luego le dio otro dulce beso.-

- Así da gusto que a uno le hieran

- No seas bobo, que hubiera hecho yo si ese elemental llega a matarte.

- Eso no ha sucedido – deslizando su brazo por el cabello de Ellifain hasta su cintura acercó su cara a la suya y clavó la mirada en sus ojos – ahora tengo bastantes motivos más que antes para seguir vivo. No te dejaré sola .

- ¿Acaso lees la mente? ¿Cómo sabes que pensaba en eso?

- Lo se porque es exactamente lo que yo pensaría. – Volvió a besarla.- Pasa la noche aquí.

- ¿Aquí? Pero no debo, si alguien se enterara, si alguien nos viera…

- Te necesito a mi lado, no me hagas repetirlo, por favor. No puedo soportar tenerte lejos más tiempo. – La abrazó y la besó en el cuello esta vez, sabía que aquello podía traer muchos problemas pero desde lo sucedido en esa cueva, no había marcha atrás. Ni quería que la hubiera.-

Por la mañana Hiva acudió como de costumbre a despertar a Ellifain, se acercó a la cama y se sentó en uno de los bordes como siempre solía hacer. Buscó el cabello de la muchacha que acariciaba siempre antes de llamarla, no estaba, el terror se apoderó de él. Abandonando toda prudencia se dirigió directamente a la habitación de Hannah y abrió la puerta, estaba a punto de gritar que la señorita había desaparecido cuando sintió algo. Aquél olor, ese dulce aroma, lo conocía muy bien era de ella. Sin hacer ruido se acercó a la cama y la oyó respirar, si hubiera estirado la mano sus dedos habrían tocado su sedoso cabello, lo sabía.

- Hoy no he visto a Hiva.- Estaban cenando, aquel día habían decidido no salir de patrulla para que Hannah se recuperase totalmente de sus heridas.-

- ¿Hiva?

- ¡Ah! Claro, tú no sabes como se llama. Me refiero al esclavo que nos sirve.

- Es cierto, no le he visto en todo el día. Ni siquiera ha venido a decirme que el desayuno, comida y cena estaban listos como es su costumbre.

- Estará enfermo supongo.

- Si, claro – algo de todo aquello le escamaba, pero lo dejó correr, seguramente no tenía mayor importancia, al fin y al cabo se trataba solo de un esclavo.-

………………………………………………………………………..

Shaëia paseaba por sus aposentos cuando recibió una buena e imprevista noticia, tenía un nuevo aliado en su causa. Sus motivos no eran los mejores pero era fácilmente manipulable y era todo lo que necesitaba la ambiciosa matrona. Convocó una cita en plena noche en sus aposentos con él, no llamaría la atención de los guardias, ni siquiera de las demás sacerdotisas y mujeres de la mansión, después de todo era normal que la madre matrona mandara llamar a esclavos a altas horas de la noche para satisfacer sus caprichos.

Bien entrada la noche Shaëia observaba por uno de los grandes ventanales de su habitación. Sethmill dormía, pero ella tenía cosas que atender. Fue entonces cuando Hiva se presentó ante ella. Con un gesto de la mano le indicó que se sentara en la silla delante de ella.

- Creo que tienes algo que contarme.

- Yo…bueno si, pero hay una condición.

- ¡Condiciones! Tu un simple esclavo pretendes ponerme condiciones ¿a mi? Esto no te lo perdonaré, habla ahora, tengo prisa, no me hagas perder el tiempo en una tortura.

- Disculpad mi señora pero yo….no quiero que le haga daño a ella, no, es el quien merece castigo.

- Haré lo que me plazca. Comienza a hablar o el castigo será mucho peor de lo que imaginas.

- Hannah, el se ha aprovechado de la inocente dama Ellifain. Mantienen una relación prohibida. – Así que era eso, el viejo consideraba a la muchacha como suya y no quería verla con Hannah, bien tomaría provecho de la situación pensó la matrona.-

- Ellifain no sufrirá ningún daño siempre que sigas las órdenes que te voy a dar al pie de la letra. Regresarás a su servicio y no mencionarás absolutamente nada de lo que has averiguado, serás mi s oidos.Tu les separarás.

- Pero…

- Obedece. - Hiva aguardaba en silencio - Oh! si...antes de marcharte...

El chásquido del látigo se hizo presente, unos buenos latigazos como castigo serían suficiente, no quería matarlo, aquel estúpido viejo le sería mas que útil.

Observó al esclavo abandonar la estancia, no le gustaba tratar con seres inferiores, pero como madre matrona sabía que muchas veces seres celosos, consumidos como ese viejo eran la clave para grandes logros.De momento le mantendría vigilando y después haría que el viejo infundiera desconfianza en la pareja, su plan comenzaba a ejecutarse, mañana Ellifain y Hannah acudirían a transmitir su informe y el juego empezaría.

La sala de audiencias parecía un lugar mucho mas lúgubre y misterioso que de costumbre aquel día cuando Hannah y Ellifain acudieron a su cita habitual con la madre matrona para dar su informe. Habían pactado que decir sobre la herida de Hannah y esperaban que la madre matrona no indagase mucho más pues sabían de sobra que no podían mentir, la matrona usaba permanentemente conjuros de verdad con aquellos que acudían ante ella. A medida que avanzaban por el pasillo el miedo les atenazaba, sobre todo al comprobar que la madre matrona los aguardaba sonriente.

- Mi Señora – dijeron los dos al unísono mientras hacían una reverencia.-

- Vuestro informe…

- Hemos seguido a las patrullas de la sexta casa como nos ordenasteis y hemos captado sus rutinas. Sabemos que tienen trato con un grupo de Enanos de las Cavernas, se producen intercambios entre ellos. También hemos constatado varias rivalidades provechosas para nuestra casa.

- ¿eso es todo?- por alguna razón aquella pregunta que normalmente hubiera sido un formalismo sonó bastante amenazadora.-

- Bueno, un drow se separó del grupo y resultó muerto, cuando nos acercamos a investigar se materializaron varios elementales terrestres. Yo resulté herido y tuvimos que pasar varias horas en un nicho protegidos por la magia de mi esclava.

- Herido…- por la forma en que repitió aquello Hannah tuvo la certeza absoluta de que ya lo sabía.- Parece que es demasiada tarea para vosotros dos solos. Un nuevo miembro en esta misión será provechoso. Vivirá en la sala de entrenamientos así aprenderéis a compenetraros con él. ¡Nim!

- Mi señora.- Un drow muy apuesto acababa de entrar en la habitación. Era el hijo menor de Shaëia y por tanto hermano pequeño de Hannah. Había estudiado hechicería y se había convertido, según decían en uno de los magos mas poderosos de la ciudad drow. Había pasado también seis años en la escuela del guerrero, algo poco común, por deseo expreso de la matrona.-

- Tus cosas ya han sido dispuestas. Colaborarás en la misión de espionaje a la sexta casa junto con Hannah y Ellifain.

- Así se hará. – su voz era bastante dulce, como si fuera un eterno hechizo.-

- Ah se me olvidaba, Ellifain ahora tienes dos amos.

- Si mi señora.

- Marchad, espero vuestros progresos. Hasta ahora, todo ha sido bastante decepcionante.


De camino a la sala de entrenamiento ninguno dijo nada. Ellifain observó a Hannah, parecía bastante enfadado por la presencia de su hermano. Nim caminaba tranquilo con una semisonrisa que le daba un aspecto realmente seductor. No parecía incomodarle en absoluto la situación, es más, parecía divertido.

Al llegar a la sala comprobaron que todo estaba igual salvo pequeños detalles. Ahora en la mesa había tres sillas y en el fondo de la sala justo entre las puertas de las habitaciones de Hannah y Ellifain había un gran espejo. La puerta se abrió y entro Hiva con la cena. La cena se produjo en absoluto silencio. Hannah apenas levantaba la vista del plato, mientras que Nim observaba todo con aquella pícara sonrisa. Ellifain quería preguntarle al esclavo por su ausencia pero con Nim allí no podía hacerlo, lo haría por la mañana cuando acudiera a despertarla. Un espasmo de pánico le recorrió la espalda, Hiva acudía cada mañana a despertarla pero el día de ayer ella no había pasado la noche en su habitación. Debía averiguar cuanto antes si el esclavo había ido a despertarla.

- Acude después a mi cuarto – utilizó un tono de voz muy frío para que Nim no sospechase.-

- Como ordenéis señorita.

De vuelta a su cuarto Ellifain no se desvistió, cogió un libro e intentó hacer tiempo hasta que Hiva acudiera. No podía concentrarse. Por fin oyó como llamaban a la puerta.

- ­Adelante.

- Señorita, me alegro de oírla. ¿Qué quería?

- Realmente no necesito nada, es solo que...que quería saber que te sucedió ayer. No te vi en todo el día.

- Siempre tan amable, gracias por preocuparse por mi, sabía que usted lo haría.- una sonrisa se había formado en su agrietado rostro.- Me temo que ayer estaba indispuesto. La sacerdotisa Nush me hizo trabajar toda la noche y mandé a alguien a sustituirme. Espero que el señor no reparase en ello, si se lo comunicara a alguien…

- Tranquilo yo evitaré que diga nada, además dudo que haya reparado en tu ausencia.

- Siempre tan bondadosa, señorita Ellifain.

Cuando Hiva se marchó Ellifain respiró tranquila, habían tenido suerte. Sabía que Hannah no era muy del agrado de Hiva y por eso temía perder la confianza del anciano si sabía que existía algo entre ellos. Mientras se ponía el camisón pensó en revelarle a Hiva su relación, el anciano era amable y seguramente lo entendería, además estaba segura de que si lo hacía el nunca revelaría su secreto. Desechó la idea mientras se cepillaba el pelo, no, Hiva no la traicionaría pero nunca confiaría en Hannah, además era demasiado arriesgado. Pensando en los inconvenientes de revelárselo al anciano se quedó dormida. Por la mañana la suave voz de Hiva la despertó. Salió a desayunar y encontró allí sentado a Nim, había esperado encontrar solo a Hannah y así hablar un poco con él .

- Buenos días Ellifain

- Buenos días mi señor

- No, llámame Nim, señor es demasiado serio y las cosas serias no me gustan.- Aquella sonrisa seductora volvió a aparecer en su rostro.- Dime Ellifain ¿qué tal te llevas con mi hermano?

- Es un buen amo.

- Vaya, tal y como lo dices parece que vuestra relación sea de lo más fría y no es eso lo que he oído.

- Nos llevamos bien, él me trata con respeto…para ser una esclava.

- Si no te importa, yo no te consideraré mi esclava, te consideraré una compañera, los esclavos no son lo que se dice fieles, están sometidos. Los compañeros aunque tampoco sean de fiar por lo menos comparten objetivos.

- Será un honor.- Nim la había sorprendido, era bastante tolerante y amable para ser un drow y sabía lo que quería. Aquello pintaba mucho mejor de lo que pensaba.-

- Buenos días, Ellifain...Hermano... – Hannah estaba de pie delante de ellos.-

- Buenos días señor.- Dijo Ellifain.-

- Buen día hermano - Era obvio que aquellos dos no se llevaban nada bien, sin embargo, bajo el punto de vista de Ellifain ambos se parecían. Eran diferentes a los demás drow. Con un poco de ayuda conseguiría que esos dos solucionaran sus diferencias pensó la muchacha.- ¿Bueno y qué será lo que hagamos hoy Hannah?

- Realizaremos una incursión a la antípoda oscura, pretendemos averiguar en qué consisten los tratos con los enanos.- En un tono realmente mordaz Hannah añadió.- ¿tienes algún hechizo que sirva o solo serás una carga?

- Tengo muchos hechizos hermano, al fin y al cabo soy uno de los mejores magos de la ciudad, de esos que solo deben intervernir cuando los estúpidos soldados no pueden hacer aquello que la matrona desea.- Levantándose se dirigió hacia el espejo.- No obstante, deberás retrasar la incursión dado que llevará algunos días encontrar el hechizo adecuado. Ellifain, acompáñame por favor, me ayudarás a seleccionar el hechizo preciso dado que tu tienes conocimientos de magia. Hannah, tu puedes comprobar que no cambian su rutina…

- ¿Desde cuando das tu las órdenes?

- Desde que nuestra madre decidió hacerme venir por tu falta de progresos.- dijo tranquilamente mientras se encogía de hombros. - ¿sabes? yo estaba muy agusto en mi despacho.

Mientras Hannah observaba ceñudo a su hermano Ellifain comenzó a dirigirse a la puerta, camino a la biblioteca. Reconciliar a esos dos iba a ser bastante más dificil de lo que había creido.

- Ellifain,tengo todo lo necesario arriba, en mis aposentos. – Desconcertada Ellifain se paró junto a la puerta, Nim se dirigió al espejo.- Solo acércate y pon la mano sobre él.

Tras esas palabras Nim desapareció de su vista. Despacio se acercó al espejo, Hannah ni siquiera la miraba, le observó un ultimo instante y finalmente puso su mano sobre la fría superficie del espejo. De inmediato sintió como si esta fuera de agua y haciendo una leve presión su mano la atravesó. Después dio un paso al frente sumergiéndose del todo, cuando abrió los ojos se encontraba en una habitación diferente, Nim delante de ella sonreía.

- He hecho que el espejo te reconozca, siempre que quieras verme y yo esté en mi cuarto te dejará pasar.

- Gracias…- No Sabía que decir ¿para qué iba a querer verle? Observó la habitación, le recordaba a la estancia donde había estudiado durante tanto tiempo el arte de la hechicería junto a Shaëia y sus sacerdotisas. Las paredes estaban recubiertas de estanterías repletas de libros y en los pocos huecos donde no había estanterías había mapas o grabados. No había ventanas, solo una gran chimenea. El cuarto era todo desorden, la cama estaba desecha, había libros y ropa tirados por el suelo y la mesa apenas se veía bajo un amasijo de papeles y artefactos extraños. También vió que había numerosos cojines en el suelo y siempre cerca de ellos una pila de libros. Realmente aquel cuarto era un caos.

- No suelo dejar que los esclavos suban a mi cuarto.- dijo al reparar en la mirada exploradora de Ellifain.- no me gusta que toquen mis cosas, mi orden es caótico, pero para mi tiene sentido.

- Entiendo. – dijo con una sonrisa.La verdad es que aquella habitación encajaba perfectamente con lo poco que sabía de él. Se parecía a aquella burlona sonrisa, a su dejada forma de contestar a Hannah, a su forma de hablar-

- Bien, el hechizo…- sacó un libro mohoso de la estantería y se lo tendió.- Tu lee este, ponte cómoda es posible que pasemos aquí el día.

- ¿Busco alguno en concreto?- mientras decía estas palabras buscó una silla, le costó bastante localizarla, estaba oculta bajo toneladas de ropa.-

- No especialmente, cualquiera que te parezca pueda servir, hoy realizaremos una búsqueda más generalizada, luego haremos la selección definitiva.- Se sentó en el suelo sobre un mullido cojín y se puso a ojear un libro sin dirigir tan siquiera una mirada a Ellifain.-

* Uohhh escenas con ebeso XDD lo que me costó escribir eso, prefiero las conspiraciones y las peleas antes que ese tipo de escenas...pero en fins, ala Guges ya no puedes decir que no pasa nada con la mulatona. Kei...te presento a Nim...Nim...esta es Kei XDDD