lunes, septiembre 26, 2005

Hechizo de Jade - Cap 2 (parte 2) -

En otra parte de la gran mansión Helldaën, Shaëia esperaba cómodamente en su trono la visita de uno de sus más fieles espías.

Yaël, un drow de baja categoría pero con un inusitado talento para las armas y el espionaje se personaría dentro de poco. Un sirviente orco anunció su llegada. El joven, tras muchas visitas a la gran matrona de la séptima casa, andaba ya con más confianza. Entró con paso firme a la estancia, sus vestiduras pobres de un color grisáceo revelaban su rango, un mero soldado raso. De su cintura colgaban dos espadas, una larga y una corta. El emblema de la segunda casa de Sethmill quedaba oculto por un mechón de su larga cabellera plateada. Humilde ante todo Yaël, no dirigió en ningún momento sus ojos castaños hacía la madre matrona.

- ¿Has conseguido la información que te pedí?- la voz de Shaëia sonaba dulce, casi como un embrujo, Yaël estaba seguro de que lo era. Muchas matronas utilizaban embrujos para saber si se les mentía o para incitar a que se les dijese la verdad.

- No del todo mi señora – Yaël sabía perfectamente apañárselas, había sobrevivido hasta ahora siendo un mero peón y se debía a su astucia. Nunca mentiría a la matrona Shaëia, era demasiado peligroso, pero conocía el método para ocultar datos que le fueran provechosos.- Tuve algunos problemas, liquidé a un par de hombres de mi propia casa, y eso hizo que saltaran las alarmas. Lo camuflé como una simple pelea por ascender. Aún así, se que Riu, nuestro capitán, está furioso por la última derrota que le infligió vuestro hijo. Desea vengarse mi señora y puede que utilice a la alumna de Hannah como cebo. – Naturalmente no mencionó la naturaleza mestiza de la alumna, deseaba obtener información, tal vez pudiera obtener alguna ventaja dentro de su propia casa- Si quisierais yo….

- Hannah no es vulnerable y su alumna mucho menos.- dejó caer unas monedas de oro a sus pies y Yaël se arrodilló para recogerlas – espero mas noticias tuyas Yaël, nuestros tratos te llevaran arriba, mucho más de lo que puedas llegar, de ninguna otra forma…

El soldado salió de la habitación acompañado por el orco. Hannah sabía defenderse perfectamente pero Ellifain aun era una principiante y al ser solo una esclava a ojos de las demás casas, su muerte en combate no sería una afrenta lo suficiente poderosa para desencadenar una guerra. Por lo que ella era vulnerable y sus planes también. Ese estúpido de Yaël era incapaz de comprender lo que la mestiza significaba para su casa. ¿Lo sabría Riu? ¿Acaso la matrona Jazzmel, había averiguado la importancia de la mestiza y se servía de su primogénito para acabar con ella? Molesta por lo que aquello podía significar, llamo a Nush, su sacerdotisa de confianza.

- Habéis llamado mi señora – Nush arrodillada a la entrada de la sala, esperaba instrucciones.

- Necesito hablar con Hannah, debe proteger a Ellifain con su propia vida si es necesario.

- ¿Está ella en peligro?- la ambiciosa Nush deseaba el puesto de la matrona, pero sabía que la despreciable mestiza era importante para la supervivencia de la casa-

- Mis informadores me han comunicado el deseo de utilizarla como cebo para atacar a Hannah

- Comprendo… Avisaré a Hannah de que debe protegerla, además de adiestrarla. Sugeriría también darle la orden de tratarla realmente como una esclava, así nadie se dignaría a atacarla – Una sonrisa maliciosa asomaba al rechoncho rostro de la sacerdotisa. Odiaba a Ellifain, ella tenía todas las atenciones de una reina cuando solo era una mestiza, una despreciable criatura a la que una predicción había favorecido-

- Que así sea – Realmente la muchacha solo le importaba en la medida que sirviera a sus deseos, si dejando que Hannah la tratara como a una esclava, mantenía contenta a Nush esta tardaría en sublevarse contra ella.

Hannah recibió las instrucciones de la mismísima Nush. Había sido convocado a su cuarto poco después de la cena. Nunca le había gustado la obesa sacerdotisa, solía mirar a los hombres o con una mirada lasciva que hacía que se le revolviera el estómago o con absoluto desprecio. Mejor dicho, su mirada era una mezcla de ambas cosas. La encontró tumbada en la cama, que juraría se hundía bajo su peso. La habitación estaba desierta a excepción de un esclavo que limpiaba en un rincón. Notó como la sacerdotisa le recorría con la mirada, se acordó de Ellifain.

- Ven, acércate.- Una de sus rechonchas manos dio dos palmaditas al colchón sobre el que se encontraba recostada.

Intentando evitar mostrar el asco que la sacerdotisa le producía, Hannah se acercó a ella. De cerca podía ver como el vestido negro que la sacerdotisa llevaba se pegaba a su cuerpo a punto de estallar las costuras.

- Debes preguntarte porqué te he llamado- su voz melosa le ponía los pelos de punta- se trata de tu alumna. La matrona ha decidido que puedes tratarla como una verdadera esclava, de hecho debes hacerlo. Humíllala, pero continúa enseñándola. ¡Ah! se me olvidaba, debes protegerla, es posible que la tomen como un punto débil de nuestra casa y si muere… bueno digamos que no tendrás mucho tiempo para lamentar tu error.

- ¿eso es todo? - sin querer su tono había sido bastante brusco, la respuesta no se hizo esperar. El látigo de siete cabezas tan común y temido entre los drows se cernió sobre él. El dolor de la mordedura de las siete cabezas de serpiente le atenazó la espalda.

- ¡Cuida tu tono insolente varón! Retírate ahora mismo – un nuevo latigazo-

De vuelta a su dormitorio Hanna comenzó a dar vueltas. Ahora el tenía un dominio absoluto sobre la mestiza, pero debía protegerla. Bueno mientras se mantuvieran en el castillo sería una tarea fácil. Había desarrollado un plan de entrenamiento para que la muchacha aprendiera lo necesario sobre las armas en no más de nueve meses. Luego los dos se internarían en el mundo drow, realizarían expediciones de protección y se adentrarían en la Antípoda Oscura. Estaba acostumbrado a protegerse únicamente a él mismo, no le había importado que sus compañeros murieran, si bien siempre que había podido lo había evitado. Pero si la chica sufría daños el pagaría las consecuencias.

Demasiado cansado para pensar en el futuro que le esperaba. Decidió dormir, al día siguiente seguiría entrenando a Ellifain y dada la nueva situación los entrenamientos serían mucho más duros. Debía conseguir que aguantara un combate para no tener que preocuparse constantemente por ella. Eso por no mencionar que ahora era realmente su esclava, y vería lo que es la verdadera vida de un inferior.

lunes, septiembre 19, 2005

Hechizo de Jade - Cap 2 (parte 1) -

Capítulo 2

La elección de Armas


Hannah se revolvió inquieto, hacía pocas horas que el pilar central marcaba el comienzo del día drow y no sabía exactamente como empezar aquel entrenamiento. Recordó su primer día de entrenamiento, tras ser designado como guerrero. En su mente recordaba con claridad como mientras dormía Kraesh se había introducido en su cuarto y poniéndole el filo de la espada en la garganta le había despertado absolutamente desconcertado y asustado: – Primera lección, debes estar siempre alerta, incluso cuando duermas- Se levantó y poniéndose los pantalones cogió una de sus cimitarras. Abrió la puerta y cruzando la sala de entrenamiento se dirigió al cuarto de Ellifain. Aun era muy temprano, no llegaba ni a la quinta hora de la mañana, cuando abrió las puertas del dormitorio de Ellifain en el más absoluto silencio. Se acercó a su cama. Durante unos instantes se quedó ahi, inmovil, ella estaba claro no esperaba ningún ataque. Dormía con un camisón negro, sobre las sábanas dejando a la vista su largas piernas, su cabellera suelta cubría las almohadas. Cogiendo aire y renovando su determinación Hannah se acercó a ella para colocar la espada en su cuello. Cuando notó el frio metal Ellifain se levantó muy sobresaltada y al ver el filo tan cerca rodó por la cama hasta caer por el otro lado. Algo sorprendido por la instintiva pero correcta actuación de su alumna, Hannah se adelantó, saltó sobre la cama y volvió a poner el filo del arma en el cuello de la asustada muchacha.

- Primera lección Ellifain, debes estar siempre alerta, incluso cuando duermas, no creas tener a un aliado a tu lado. – La mirada desconcertada de la muchacha le hizo sentirse más seguro-

- ¡Estáis loco! ¿qué pretendíais asustándome de ese modo?

- Si no lo entiendes, es que eres más tonta de lo que pensaba. Te he dado una primera lección, no debes fiarte de nadie, ni siquiera de mí. En la Antípoda Oscura no existe el descanso, si dejas de estar alerta mueres.

Dicho esto y bastante contento del efecto causado, salió de la habitación. El desayuno estaba servido en la sala de entrenamiento. Diez minutos más tarde Ellifain se unió a él. Se había recogido el pelo con una coleta alta lo que dejaba al descubierto su grácil cuello. Llevaba un vestido negro similar al que la había visto antes, era el típico vestido que llevaban las drow guerreras, elegante dada su superioridad, pero cómodo para la lucha. Durante el desayuno notó que Ellifain a penas le dirigía la mirada. Aquella situación le recordaba a lo que había vivido él, seguramente estaba avergonzada por dejarse sorprender, de lo único que estaba seguro era de que Kraesh no tuvo que esforzarse en olvidar la imagen de él durmiendo mientras que él si tendría que hacerlo.

- Creo que es hora de comenzar. Lo primero será la elección de armas. Normalmente esto se suele hacer en una ceremonia, pero tu eres una esclava y los formalismos sobran. Los verdaderos guerreros drow solemos utilizar dos armas a la vez, en mi caso dos cimitarras. Luego podemos llevar armas auxiliares como cuchillos, báculos, espadas… ¿has pensado en qué arma te gustaría utilizar?

- Los sai – dijo con un hilo de voz. Los Sai eran armas humanas, los drow las habían visto en expediciones al mundo exterior y las habían adoptado. Eran dos pequeños tridentes, el mas largo de los extremos debía medir la distancia de la muñeca al codo. Eran armas más propias de defensa que de ataque y por tanto poco utilizadas entre los Drow.

- Los Sai son un arma defensiva más que para atacar, al menos con el estilo de lucha drow. Te enseñaré a usarlos si es tu deseo, pero tendrás que elegir otras armas.

- Bien, entonces cimitarras – su tono no denotaba mucho interés, estaba claro que no sabía demasiado de armas y había elegido las que el mismo llevaba.

Hannah mandó llamar a uno de los esclavos que les servían, le encargó que fuera a la armería y mandase fabricar dos cimitarras y un juego de Sai para Ellifain. Estarían listas dentro de cinco días. Debían hechizarlas y prepararlas para la mestiza. Mirando a Ellifain que tomaba el desayuno como si aquello fuera lo más importante del mundo, pensó en el trabajo que tendría para convertirla en una buena guerrera.

- Empezaremos ahora. Ya que aún no tienes armas te enseñaré las bases del combate cuerpo a cuerpo. La elasticidad, la velocidad, los reflejos y los movimientos adecuados harán más por ti que tus armas en muchos casos. ¡Levántate he dicho!

Ellifain dejó el desayuno a medias, en realidad no tenía hambre pero no quería comenzar las clases. Aunque estudiar hechizos era algo complicado, sabía perfectamente que su integridad física rara vez corría peligro bajo la supervisión de la madre matrona y sus sacerdotisas, sin embargo aquel hombre no había dudado en despertarla con el filo de una espada sobre su cuello. Bueno había tomado una determinación, no dejaría que se riera de ella. Sería la mejor alumna que pudiera encontrar y tendría que admitirlo.

Se acercó al centro de un círculo pintado en el suelo donde esperaba Hannah. Este le enseñó algunos movimientos básicos de lucha cuerpo a cuerpo. Paradas, esquivas, volteretas, todo muy variado. Estuvieron entrenando toda la mañana. Hacía medio día ella estaba rendida, mientras que él parecía como si no hubiese hecho el mínimo esfuerzo. Eso la sacaba de quicio. Iba a arremeter una vez más contra él esperando derribarle cuando la puerta se abrió. Un esclavo bajo, el mismo que les había llevado el desayuno y que había ido a la armería con el encargo de Hannah entró en la habitación. Además de ser bajo, renqueaba, seguramente consecuencia de algún castigo, apenas tenía pelo y parecía muy mayor. Al observarle más de cerca Ellifain comprobó que era ciego. El hombre anunció que la comida sería servida en media hora.

Hannah miró a Ellifain, estaba realmente cansada aunque se empeñaba en no demostrarlo y él en el fondo también estaba algo cansado. Los ataques de la muchacha aunque previsibles, debido al ímpetu con que esta los realizaba no eran tan fáciles de parar como el había pensado. Realmente era un pozo de sorpresas, tenía potencial y un carácter luchador.

- Será mejor que descanses, puedes ir a darte un baño antes de comer. Por la tarde continuaremos las lecciones.

- No me hace falta descansar, estoy tan bien como tu. –El comentario, totalmente falso molestó tremendamente a Hannah. Estaba acostumbrado al tono despectivo de las mujeres drow hacía los hombres pero ¿Cómo se atrevía una vulgar mestiza a hablarle de esa forma?-

- Muy bien, si eso es lo que quieres…

Hannah se acercó a la muchacha que se había puesto en guardia, de no estar tan enfadado el gesto le hubiera hecho gracia, puños levantados, como si pudiera darle. Ella se lanzó al ataque, no tuvo mayor problema en sortearla, dió un paso a la derecha y mientras ella pasaba por su lado le asestó un codazo en la espalda que la hizo caer de bruces y sin aire.

- Como dije, no estas en condiciones de continuar, ve y date un baño. Continuaremos esta tarde.

Indignada y dolorida Ellifain entró en su cuarto maldiciendo a Hannah. Como podía haber pensado la noche anterior, aunque solo fuera por un momento, que aquel drow podía ser diferente. Encontró el baño preparado, se desvistió y se metió en la bañera. Aquello era tan relajante, no obstante, no podía dejar de pensar en la afrenta sufrida, se la devolvería aquella misma tarde. Una punzada de dolor al recostarse le hizo replanteárselo, quizá no esa tarde pero lo había.

Hannah por su parte también tomaba un baño. Estaba tan enfadado que cuando el anciano esclavo entró para ver si deseaba algo le gritó que se fuera. Una mestiza comparándose con él, que osadía. Las cosas no quedarían así, ni mucho menos. Las palabras de su maestro vinieron a su cabeza repentinamente. Acuérdate de quien es. - Es una niña mimada eso es lo que es, una mestiza que no merece que pierda el tiempo con ella.- Pero también muy a su pesar recordó que era la elegida. Según la madre matrona ella marcaría la diferencia, si la muchacha se quejaba o el la hacía mas daño del debido pagaría las consecuencias, seguramente con su propia vida. Obligándose a mantener la cabeza fría pensó en los avances de la muchacha. Era buena, tenía que reconocerlo, quizá no fuese muy fuerte y sobre todo era muy rápida. Los reflejos, tal y como había comprobado esa misma mañana, eran muy buenos y era flexible. Tendría que potenciar estos factores al máximo.

jueves, septiembre 15, 2005

Hechizo de Jade - Cap 1(parte 4) -

"Puedes pasar", anunció una voz. Hannah, entró en la iluminada habitación de la matrona. Le costó un tiempo adaptar su vista al espectro de visión normal. Debía haberlo previsto, en las habitaciones de las sacerdotisas siempre había velas.

- Te he mandado llamar porque a partir de hoy cumplirás una misión mucho más importante que cualquier otra que hayas acometido hasta ahora.- se levantó y comenzó a pasear por la habitación- Como sabes, hace ya quince años nació en el seno de esta familia una mestiza. Ha recibido el mas duro entrenamiento en hechicería que te puedas imaginar, pero eso no es suficiente – hizo una pausa durante la cual, uno de los siervos se arrastró por el suelo para alcanzarle una copa de vino – Tu tarea, de ahora en adelante, será adiestrarla en el arte de la guerra. Quiero que la conviertas en una guerrera tan hábil como tu, capaz de superar a cualquier drow en combate. Para ello, se unirá a ti en calidad de esclava y así se lo comunicarás a todo aquel que te pregunte. A ojos de los demás la entrenas por mera curiosidad, quieres saber donde se hallan los límites de la mestiza.

- Mi señora, no creo que yo…

- ¡Silencio! Esas son mis órdenes y tu las acatarás.- un latigazo le llovió desde la pared de la derecha, Nuk la gran sacerdotisa le sonreía desde las sombras. - ¡ Ellifain!

La puerta de la habitación contigua se abrió. La mestiza a la que tanto despreciaba estaba allí, de pie, pero por alguna razón Hannah fue incapaz de dirigir hacía ella la mirada de odio que había pensado. Había dejado de respirar sin apenas darse cuenta. Aquella elfa, un ser de sangre impura, de abominable naturaleza, era la criatura mas bella que había visto. Le resultaba extraña pero a la vez encantadora. Su piel tan clara, su figura delgada, era tan fragil. Además estaban esos ojos azules, que se tornaron al verde en cuanto se adentró en la habitación, desprendían una fuerza arrolladora. La larga melena castaña de la muchacha le llamó mucho la atención, en comparación con los blancos cabellos de los drows, parecía tener vida propia iluminada por la luz de las velas. La recorrió con su mirada de abajo arriba, hasta chocar con su mirada. Ella también le observaba.

- Este será tu maestro a partir de hoy. Su nombre es Hannah y es el segundo de mis hijos, el mejor guerrero que nuestra ciudad haya visto desde los tiempos de la Gran Guerra. Le servirás como si fueras su esclava y el a cambio te enseñará la senda del guerrero.

Ellifain asintió. Si estaba nerviosa, no lo aparentaba en absoluto.

- Mi señor, me honra que hayáis decidido entrenarme. Seré todo lo buena alumna que pueda. - a Hannah le gustó el tono sumiso de la muchacha, ella no era superior a él, por muy mujer que fuera. -

- Estas primeras semanas entrenaréis en la mansión, posteriormente podréis acceder a los lugares que Hannah considere necesarios para un entrenamiento adecuado. Marchaos.

Hannah salió de la habitación, no sabía que hacer, Ellifain le seguía dos pasos por detrás de él. Intentó recordar que había sido lo primero cuando comenzó su entrenamiento. Avanzaban por los pasillos. Hannah se dirigía a su cuarto y se preguntaba cuanto tardaría ella en dirigirse al suyo. Al llegar a las puertas del salón de entrenamiento se detuvo. Había una gran cantidad de esclavos muy atareados portando cosas de un lado a otro. Entró en la habitación. A la derecha se encontraba la puerta a su dormitorio y a la izquierda la puerta del dormitorio de Kraesh. Esta estaba abierta y Kraesh dirigía el trabajo.

- ¿Qué está pasando aquí?- preguntó Hannah

- ¿Acaso no es obvio? Me estoy mudando, la dama Ellifain ocupará a partir de este momento mis aposentos para que tú puedas entrenarla como yo hice contigo. Conviviréis día y noche del mismo modo que lo hicimos nosotros. – en un tono mas bajo y confidencial añadió mirando a Ellifain- Aunque me parece que tu sales ganando. Una esclava , para ti solo. No obstante, recuerda quién es.

Los esclavos habían terminado su trabajo y Kraesh se despidió de ambos. Cuando Hannah se dio la vuelta se encontró con la mirada de Ellifain. Estaba en el centro de la sala de entrenamiento, pendiente de todos sus movimientos. Nervioso dijo:

- Empezaremos mañana.

Y sin mediar palabra se metió en su cuarto. Ellifain observó la puerta cerrada del que iba a ser su maestro durante un par de minutos, luego se dirigió hacía su cuarto. Noä no estaba allí. Por lo que había oído decir al jefe de armas, ella y Hannah estarían solos. Cerró las puertas de su habitación, habían llevado ahí la mayor parte de sus cosas. Abriendo el armario comprobó que los lujosos vestidos habían desaparecido, solo quedaban los que eran iguales al que llevaba en ese momento. Las joyas, habían desaparecido, también los perfumes, preocupada abrió otro armario. Suspiró aliviada, sus libros seguían ahí. Se quitó la ropa y se puso el camisón de seda negra, pensando en que la depararía el día de mañana. No sabía nada de Hannah. Solo que era el mejor soldado de Sethmill y que tenía fama de ser frío y muy calculador. La primera vez que le había visto se lo había parecido, pero al verle hablar con Kraesh esta frialdad había desaparecido, su tono había sido incluso amigable. Tal vez él fuera lo que ella esperaba. Desechó la idea mientras cepillaba su larga melena, ningún drow podía ser lo que ella esperaba. Se acostó y cerró los ojos, ya averiguaría como era en realidad Hannah y como sería su vida a partir de ahora.

Hannah a su vez pensaba en ella. ¿Cómo podía convivir con una mestiza? La despreciaba por su naturaleza y por el trato preferente que había llegado a recibir a pesar de ello. Él un noble y ella una abominación. Enfadado consigo mismo por dejar que la belleza de la muchacha le encandilara en un primer momento, decidió que mañana empezaría un duro entrenamiento. Y se repitió una vez más que ella no era digna.

domingo, septiembre 11, 2005

Hechizo de Jade - Cap 1 (parte 3)-

Ellifain, había vivido los últimos quince años encerrada en la gran mansión. Su entrenamiento, supervisado en muchas ocasiones por la misma Shaëia, ocupaba la mayor parte del día. Estudio de conjuros, historia y prácticas apenas la dejaban tiempo libre. Pasaba horas y horas en la gran biblioteca de la casa, había memorizado ya la mayor parte de la historia drow y había estudiado con cuidado lo despreciable que eran los elfos de la superficie. Pero Ellifain guardaba un secreto, algo que le hacía creer que existía otro modo de vida, que la historia drow no era del todo cierta. Había encontrado hace años, un libro de la superficie. En el las cosas eran totalmente diferentes. Había intentado averiguar mas cosas, pero todo había sido inútil. Tras numerosos castigos por mencionar conceptos prohibidos y por su rebeldía había dejado de buscar, pero aun guardaba la esperanza. Sentada en el bordillo del gran ventanal de su cuarto, no vio abrirse la puerta hasta que una voz la sacó de sus pensamientos:

- Señorita, ¡vístase deprisa! Hoy comienza su nuevo entrenamiento, ¿es que no lo recuerda? – Noä, una sirvienta de baja clase, a la que ella consideraba lo más parecido a una amiga, se movía a toda velocidad por el cuarto. Sacó un bonito vestido negro de su armario, era largo hasta los pies con dos rajas a los lados para facilitar los movimientos. El escote, estratégico, para atraer miradas pero sin ser ostentoso realzaba la figura de la elfa. Se lo puso, era su vestido favorito, de hecho tenía unos cuantos iguales, prefería vestir siempre de negro ya que de por sí solo el color de su piel y cabellos solía llamar bastante la atención.

Su larga melena castaña desprendía en algunos puntos reflejos dorados y sus ojos de un intenso color verde jade en el espectro normal de visión eran en el espectro drow de un color azul intenso. Otra particuralidad más, como si no fueran bastantes. Era delgada, y de aspecto frágil, mas baja que una drow normal. Noä cogió una diadema de mithril y se la puso, era similar a la de la matrona Shaëia, pero de ella no colgaba el ónice, piedra drow, sino una esmeralda. Sabía que era diferente, normalmente ya estaría muerta pero nunca sería como las demás mujeres de la casa.

Ellifain cogió los brazaletes, delicados y finos pero muy resistentes, de hecho eran mas propios de un guerrero que de una hechicera.

- No debería llevarlos, usted no es una guerrera.

- Tranquilízate Noä, por lo que sé nadie los verá, al menos no nadie que no pertenezca a esta casa y por tanto no los haya visto ya.

Estaba nerviosa, le habían comunicado esa misma mañana que su entrenamiento como hechicera había finalizado, pero que la esperaba algo nuevo. Era la hora. Con paso firme que contradecía lo que sentía en aquellos momentos se dirigió hacía los aposentos de la matrona. Por mucho que ella la hubiera educado, por mucho que su relación hubiera suscitado la envidia de muchos miembros de la casa, Ellifain sabía que era inferior a todos los de aquella casa, no muy diferente a Nöa, pero por algún motivo necesaria. Shaëia era un ser frío, y a la mestiza no le gustaba estar en su presencia y menos aún cuando se salía de la rutina. Llamó a la puerta. Ésta se abrió con un crujido.

Shaëia la esperaba recostada en un diván, a sus píes, una serie de sirvientes la ofrecían de comer y de beber sin levantar la vista del suelo. Ataviada con un vestido color gris perla y sus acostumbradas joyas, la visión de la soberana de la casa Helldaën, era grandiosa.

- Acércate – su voz fría como el hielo hubiera asustado a cualquiera, pero tras años de entrenamiento oyendo esa voz, Ellifain había aprendido a diferenciar cuando estaba y cuando no enfadada, esta vez para su alivio la matrona parecía inusitadamente contenta. – Hoy termina tu entrenamiento como hechicera, pero no quedarás ociosa. He decidido que recibirás a partir de hoy un nuevo entrenamiento. Serás entrenada para convertirte en la mejor guerrera de esta casa. A ojos de quienes te vean seguirás siendo una esclava.A parte de esos brazaletes y la diadema, el resto de tus joyas y vestidos te serán retirados.- realmente estaba contenta. -

Ellifain apenas le dio importancia a ser despojada de esos bienes. ¿había oído bien? ¿A ojos de los demás? ¿Significaba aquello que saldría de la mansión? Por fin vería el mundo drow.

- Ahora ve a la habitación de al lado y aguarda a ser llamada, tengo que hablar con el que será tu maestro.

No tenía ningún deseo de abandonar aquella habitación, quería saber cual iba a ser su destino, quien la iba a entrenar, junto a quien pasaría al menos unos años. Shaëia empezaba a impacientarse. Con paso lento, por si aquello facilitase ver aunque solo fuera un instante lo que la aguardaba se dirigió a la habitación contigua. La puerta se cerró tras ella.

martes, septiembre 06, 2005

Hechizo de Jade - Cap 1 (parte 2)-

En la sala de entrenamiento, se desarrollaba un combate entre los futuros jefes de armas de la segunda y séptima casa. Estaba claro quien vencería, armado con una espada larga y una daga, sus movimientos eran auténticamente perfectos, eran pura armonía. Las armas parecían una continuación de los fuertes brazos del atractivo drow. Su melena blanca caía sobre sus hombros y parte de la musculada espalda. Su cuerpo era una máquina bien engrasada, de músculos fortalecidos por quince años de duro entrenamiento que eran capaces de realizar las más complicados fintas con una elegancia y fuerza arrolladoras. Hannah se había convertido en uno de los mejores guerreros de la academia drow. Envidiado por muchos de sus compañeros se había acostumbrado a ser retado por aquellos que buscaban la gloria. Otros trataban de engatusarlo, en la medida que podían, para lograr su protección, o más bien una oportunidad para matarle por la espalda.

Con una serie de rápidos pasos a su izquierda se libró de la cimitarra que su enemigo hacía avanzar hacía su costado derecho. Con la parte roma de espada le asestó un fuerte golpe en la muñeca de su adversario que soltó el arma, antes de que se pudiera recuperar arremetió conta él. Su oponente desviaba los golpes a duras penas mientras retrocedía cada vez más. Al final su espalda chocó con la pared. Podría rematarle, pero eso traería numerosos problemas a su casa, el asesinato debía ser llevado a cabo sin testigos y en aquella estancia había demasiados ojos curiosos.

Con un gruñido de advertencia se separó de Riu, primogénito de la segunda casa. Estaba enfado, durante sus años en Thalack´Amond había sido sin lugar a dudas el mejor, pocos eran los que se atrevían a hacerle frente y sin embargo la matrona le hacía volver a casa para ser guardaespaldas de la mestiza. A él, el mejor guerrero de Sethmill. Recogió sus cosas de cualquier forma y se dirigió hacia Undaën. Las calles de su infancia seguían igual que siempre, aparantemente en calma, pero el sabía que muchos ojos le observaban. Las grandes mansiones de las familias más importantes de Sethmill se alzaban orgullosas, protegidas por sus ejércitos y sus conjuros expectantes. Altas verjas que imitaban a la perfección el aspecto de las telas de araña separaban las lujosas mansiones. Aceleró el paso, el castigo sería peor que la humillación.

Por fin llegó a su propia casa. La verja custodiada permanentemente por guardias y por numerosos conjuros, era una de las más lujosas de la ciudad. Había sido un regalo de la primera casa, hacía años, por la ayuda prestada en un conflicto. Su semejanza a una tela de araña era portentosa, el entramado era realmente sutil y a ello había que sumar un pequeño detalle, cualquiera que la tocase quedaba petrificado. De hecho había todo un surtido de estatuas de drows cerca de la entrada. Una advertencia o un alarde de su fuerza, simples puntos de vista pensó Hannah. Por un instante estuvo tentado de poner en evidencia las defensas de su casa y colarse sin ser visto, una estupidez, pasaría a engorsar el grupo de petrificados de la entrada. Resignado, aún de peor humor, se acercó a la puerta. Dos guardias apareciercon de la nada fuertemente armados y le rodearon. No parecían reconocerle, era normal, al fin y al cabo la última vez que había pisado esa casa tenía trece años, por aquel entonces no era más que un niño menudo y muchos pensaban que no sobreviviría en la academia.

- Dejad paso ¿acaso no reconocéis a un superior? – se había abierto la capa dejando a la vista el emblema de la familia y su rango. Con un gesto de reverencial terror, los hombres bajaron las armas-

- Disculpad nuestra torpeza señor- dijo una voz por detrás del grupo, Hannah levantó la vista, allí estaba, la única persona a la que había tenido un cierto aprecio en aquella casa –

- ¡Kraesh! ¿Sigues vivo? – su tono demasiado amigable para un drow provocó una dura mirada en el maestro de armas. Pero él sabía que el viejo drow le había extrañado, ¿o solo deseaba que así fuera?-

Kraesh mandó a los hombres a sus puestos y acercándose a Hannah le comunicó que la matrona se reuniría con él en sus aposentos después de la quinta hora. Los dos fueron silenciosos por los pasillos hacía la sala de entrenamiento donde se encontraban los aposentos de Hannah. Aquellas eran las habitaciones donde se había inciado como guerrero, con el propio Kraesh. Una vez dentro, con la puerta cerrada, Hannah vio en la mirada de su maestro un destello extraño ¿odio? ¿añoranza? No sabía distinguirlos.

- ¿Tienes idea de por qué se te ha traído aquí?

- Si, al parecer debo proteger a Ellifain –un acceso de cólera recorrió todo su cuerpo-

- Me temo que no es solo eso, durante tu ausencia la dama Ellifain ha sido entrenada en la hechicería por la mismísima matrona Shaëia y sus sacerdotisas.Ya sabes nada de rituales solo los hechizos propios de Witharem. Ella no puede acudir a las escuelas drow. No obstante, su existencia es conocida por las demás casas. Naturalmente no saben nada más y todas coinciden en pensar que se trata de un mero capricho de nuestra matrona, creen que es su esclava. Y así debe ser..

- Sigo sin entenderlo, ¿quieren un guardaespaldas para una mestiza? ¿para una vulgar esclava?

- Eres un soldado asi que deja de pensar. Una advertencia, recuerda en todo momento durante tu trabajo quien es ella y de quien es hija.

Aturdido por las palabras de su maestro, miles de preguntas acudieron a la mente de Hannah, no había empezado a formularlas cuando la puerta se abrió.

- Debes prepararte hermano – el desprecio impregnaba cada palabra pronunciada por Naishala matrona te recibirá ahora.

Sin mediar una palabra más dio media vuelta y salió de la habitación. Cuando se volvió hacia Kraesh éste recogía sus cosas y salía por otra puerta. ¿Qué demonios sucedía?

viernes, septiembre 02, 2005

Hechizo de Jade - Cap 1 (parte 1) -

Capítulo 1

El destino comienza a forjarse


El pilar central indicaba la media noche en la ciudad de Sethmill, dentro de la Antípoda Oscura.Sethmill no era una ciudad cualquiera. Era una ciudad drow y aun dentro de las ciudades drow era especial. Era una ciudad casi desconocida, y solo en las grandes ciudades como la legendaria Menzoberranzan o la gran Ched Nasad se oían rumores de su existencia pero nunca se había certificado. Tampoco importaba mucho, no se solía mantener relación alguna entre ciudades. La Antípoda Oscura, lugar inhóspito situado en las misma entrañas de la tierra era un lugar habitado por las peores razas del mundo: gobblings, orcos, elementales, oseogarfios y drows. De estos últimos y su forma de vida no se saben demasiadas cosas, al fin y al cabo son asesinos y no suelen dejar testigos. Se sabe que se organizan en grandes ciudades; las más grandes son conocidas incluso en la superficie, pero existen algunas como Sethmill, consideradas de reciente aparición. Quizá existiera solo desde once o dieciséis milenios, lo cual en los parámetros de tiempo de los drow, no era demasiado tiempo. Toda ciudad drow se rige por las mismas normas. Asentadas como ciudades matriarcales solo viven para la traición y el asesinato, cosa lógica si pensamos que todos sus actos son destinados a complacer a la cruel diosa araña Loth.

Sethmill se emplazada en una gran caverna y como todas las ciudades drow estaba dividida en sectores. En el centro de la caverna había un gran lago con númerosas islas y en todas ellas un lujoso edificio. Rodeando el lago había una gran masa de edificios y complicadas calles y avenidas que formaban la ciudad. A simple vista podían distinguirse varios sectores, atendiendo al lujo de los edificios o a la anchura de las calles. En la zona más baja y cercana a una de las entradas a la gran caverna se encontraba una primera zona repleta de edificios bajos que venía a constituir el barrio pobre de la ciudad. A medida que se ascendía las casas eran cada vez más lujosas y las avenidas mas anchas hasta llegar a una zona donde las mansiones acaparaban grandes espacios. La arquitectura drow resulta bastante expectacular a ojos extranjeros, confinados bajo tierra construyen aprovechando estalactitas y estalagmitas y como decoración juegan con el espectro de calor y las esculturas. El nombre del barrio mas lujoso era Undaën. Allí en una de las mansiones Hannah era despertado de improviso por uno de los sirvientes, debía apresurarse para llegar al salón central de la mansión de los Helldaën, séptima casa de la ciudad. Sin previo aviso la matrona Shaëia había mandado convocar a la familia en pleno y la pena por llegar tarde a una reunión semejante era algo en lo que el joven drow apenas quería pensar.

Aceleró el paso conforme atravesaba los pasillos, mientras veía a otros miembros salir apresurados de sus cuartos. Algo mas despierto Hannah comprobó con desagradable sorpresa que las antorchas de los pasillos principales estaban encendidas. Realmente aquella reunión debía ser algo especial ya que los drow, una raza acostumbrada a vivir en la más completa oscuridad, en raras ocasiones encendían antorchas. Adaptó su vista a al espectro de luz normal mientras escuchaba las protestas de algunos miembros de la familia bastante contrariados por la presencia de las antorchas y la interrupción de su descanso.

Entró junto a los demás en el espectacular salón de actos. La sala estaba totalmente iluminada por antorchas que desprendían una luz azulada, menos dañina para los sensibles ojos acostumbrados a la mas completa oscuridad. Desde su nacimiento, hacía ya doce años, Hannah solo había entrado en dicha sala en una ocasión. Volvió a quedarse una vez más impresionado por la gran sala de reuniones. Estaba excavada en roca viva . La gran sala tenía forma de anfiteatro. El graderio era capaz de albergar a la familia en pleno y todo ello estaba decorado majestuosamente con toda clase de adornos que demostraban la gran devoción por Loth.

Al ser el segundo hijo varón de la matrona, le correspondía estar en la segunda fila, el estricto protocolo así lo marcaba. Su asiento llevaba, como todos, el escudo de la casa Helldäen, una enorme araña que en cada una de sus ocho patas llevaba un arma y en el centro de su cuerpo el dibujo de una serpiente. Su nombre estaba escrito justo debajo, en el respaldo del asiento. Se acomodó como pudo, un nudo le atenazaba el estómago. Dada su edad pasaba la mayor parte del tiempo en el Ala Norte de la mansión recibiendo instrucción militar del jefe de guardia para cuando entrase en Thalack ´Amond, la escuela del guerrero. Aquella iba a ser la primera reunión a la que asistía, sin contar aquella en que se había decidido que sería entrenado como guerrero. Miró a su derecha, el asiento de su hermana mayor estaba vacío, Naisha debía estar con la matrona. A la izquiera el asiento de su misterioso hermano mayor permanecía también vació. Había visto a Nim en dos ocasiones desde su nacimiento, el era un mago y rara vez pisaba la mansión pues estaba dedicado exclusivamente a su entrenamiento en Witharem.

- Deberías disimular lo que sientes Hannah, recuerda que los sentimientos son debilidad. - una voz aspera y conocida le susurraba desde atrás.

- Disculpad maestro – Kraesh, el maestro de armas y lo más parecido a un amigo que tenía le observaba reprobadoramente - ¿sabéis por qué se nos ha convocado con tanta urgencia?

- Mmmm no lo sé exactamente, pero supongo que se debe a la Shulap – el término Shulap, palabra Drow bastante despectiva, se referían a los elfos de la superficie. Hannah había oído que durante una incursión a la superficie uno de los soldados del clan había apresado a una elfa del clan de la luna y la había arrastrado con él hasta la ciudad. Contra todo pronóstico la elfa no había sido sacrificada a la Diosa Araña.-

Iba a preguntar que sabía sobre la Shulap cuando las grandes puertas del salón se abrieron. La matrona entró rodeada por sus cinco sacerdotisas y con paso firme se dirigió al estrado. Era una mujer sumamente bella, pero tras su bello rostro y su delicado cuerpo se escondía todo el poder y la maldad de una madre matrona.

Durante unos minutos permaneció en pie, delante del lujoso trono destinado únicamente a su uso. Su vestido color púrpura hacía destacar su fina figura, en la frente lucía una diadema de Mithrill puro adornado con lágrimas de ónice, tan oscuro como su propia piel. Su apariencia era la de un ser frágil, pero las apariencias engañan y cualquier drow de la ciudad, sabía que enfrentarse a una matrona sería su muerte. Los ojos verdes de Shaëia, escudriñaron la sala, quizá buscando a posibles ausentes, quizá solo para amedrentar a los congregados. Sus ojos repararon en el hueco a la izquierda de Hannah, pero no pareció en absoluto sorprendida. Satisfecha ante el silencio y el temor reinante, se sentó con un magestuoso gesto en el trono de mármol negro mientras indicaba a una de las sacerdotisas que comenzase a hablar.

- La matrona Shaëia nos ha reunido a todos con motivo de un hecho sin precedentes que alzará la gloria de nuestra casa por encima de lo imaginable.

Su voz resonaba por la sala, en la que no se oyó ni el mas leve susurro, aunque en los rostros de todos los allí reunidos, la expectación y la codicia eran palpables. Los Drow, una raza amante de guerras y conflictos basaban su sociedad en el engaño y la traición. Las familias solo buscaban ascender en la sociedad y para ello solo existía un metodo legítimo: eliminar a la superior sin testigos. En el interior de las familias la palabra unión solo tenía significado ante una guerra, las intrigas y asesinatos continuaban entre sus miembros. Un drow no conoce la palabra confianza, solo la propia gloria.

Tras la breve introducción la matrona se levantó, y andó con gracia, casi como si flotara hasta el extremo del estrado.

- Como ya sabéis hace ya nueve meses un vulgar soldado puso en peligro nuestra casa al arrastrar a una shulap a nuestro ciudad. La hembra había sido forzada por lo que no era válida para el sacrificio. El culpable ya ha recibido su castigo. – con un gesto de su muñeca, una de las sacerdotisas se adelantó y lanzó el contenido de un saco al centro del hemiciclo. La cabeza de un varón rodó por la sala. Ni un murmullo, de hecho a Hannah le pareció ver alguna que otra sonrisa – Lo que se prefilaba como una catástrofe, gracias a los designios de nuestra diosa Loth, se ha convertido en un arma. La shulap quedó en cinta y según los auspicios de ella nacerá - hizo una teatral pausa - aquel que marcará la diferencia.

Las puertas de la sala se abrieron y por ellas entró Naisha, primogénita de la casa con un bebe en brazos. La piel del recién nacido era pálida, blanquecina, el poco pelo que cubría su cabeza no era blanco como el de los drow, era de un color castaño, mas oscuro en algunas partes que en otras. Con una sonrisa Shaëia anunció:

- Recibid a Ellifain, miembro de la casa Helldaën y vuestra superior.

Presentación

Creo que lo primero es tratar un poco de que va el blog. La idea me la dió mi amigo Draug que tiene un blog parecido (si, no soy nada original) la cuestión es que en este blog voy a poner los relatos que voy escribiendo en mis apuntes, cuadernos o los que se quedan simplemente en mi mente.

De momento solo habrá dos categorías, los cuentos o relatos digamos cortos y la historia principal del blog (de la cual ya llevo unas cuantas, bastantes hojas) llamada "Hechizo de Jade" (por cierto, el título es provisional, se admiten sugerencias y esas cosas).

Luego si me pongo y resulta que soy una mente brillante que escribe mil y un relatos, entonces puede que divida las historias por géneros (terror, fantasia...) Pero eso ya será bastante mas adelante.

Ya que estoy voy a hablar un poco del relato principal "Hechizo de Jade". Bueno la historia surgió la millonésima vez que me leía el Elfo oscuro. Se me iban ocurriendo situaciones y personajes nuevos y como no era plan de agregarlos a un relato ya escrito me inventé mi propia ciudad Drow (eso si, siguiendo las normas sociales Drows) y puse ahí a mis personajes.
La idea principal del libro es introducir en esa sociedad tan cerrada un personaje que ha de ser importante para ellos pero al que normalmente rechazarían, y conociendo a los drows matarían. Este personaje es Ellifain, la protagonista del libro y es ...una mestiza. Si, lo imposible se ha dado, una mestiza hija de elfos de la "superficie" y drows. Su supervivencia depende de una profecía y de su pericia e inteligencia...

Bueno con eso os hacéis una idea, que como me descuide acabo contando la mitad del relato XD

Pues nada, espero que os guste lo que escribo y que dejéis comments con los fallos que veáis para corregirlos y por supuesto con las cosas buenas (no me vayáis a frustrar XDD)